De un par de décadas a la fecha el "protagonismo" (entrecomillado pues los verdaderos protagonistas son los jugadores) y aumento de reflectores para los entrenadores ha aumentado de forma exponencial.
Su responsabilidad como líderes del proyecto deportivo sigue siendo la misma, pero la curiosidad que despiertan en los aficionados ha generado que mucha atención recaiga sobre ellos.
Muchos pensarán que los momentos más duros como entrenador son tras una derrota o, peor aún, después de una seguidilla de partidos sin triunfo. Perder duele, pero hay momentos peores. Otros creerán que el momento más complicado en la carrera es el comienzo, cuando crees que no tienes margen de error.
Si, en esos momentos surge mucho miedo, pero hay momentos peores. El peor momento como DT, cuando realmente se aparecen todos los monstruos, es cuando no tienes trabajo.
Es justo después de ser despedido, haber renunciado o simplemente no haber renovado, cuando te das cuenta si tienes la madera para esta profesión. Si pierdes un par de partidos seguidos y el equipo no funciona como quieres, tienes la ventaja que en pocos días habrá revancha, otra oportunidad de medirte e insistir en lo mismo o probar algo nuevo.
Cuando tienes poca experiencia y te invade el miedo, pero las horas pasan y cada vez tienes menos tiempo para el próximo partido, tienes la fortuna de ponerte de cara contra tu temor y vivirlo plenamente. Pero si no tienes trabajo, no tienes oportunidad, no tienes fecha para la revancha, poco a poco te consumes en ese deseo que puede destruirte si no lo manejas con inteligencia y aceptación.
Guardando las proporciones, las sensaciones que hemos vivido estos días con el confinamiento son bastante parecidas a esos lapsos de tiempo entre la anterior experiencia como DT y la que, posiblemente, viene en camino.
Pero bien lo dijo Kant: "Se mide la inteligencia del hombre por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar".
El no poder salir de nuestras casas o el no tener oportunidad de revancha dirigiendo a un nuevo equipo es lo de menos, con orden y disciplina todos lo podemos sobrellevar. El problema en realidad es todo lo que esto despierta dentro de ti, los pensamientos, las emociones y los sentimientos que, desde lo más profundo de tu ser, emergen en estas situaciones, y es justo eso lo que debemos de resolver en dichos lapsos de tiempo.
De la vida y de la profesión como entrenador es imposible controlarlo todo, y muchas veces es el entorno, accidentes o situaciones desafortunadas y dolorosas las que nos hacen recordar que debemos enfocarnos en lo nuestro, disfrutar el día a día y respetar a los que nos rodean.
Aprovechemos el encierro físico para prestarle atención a lo que llevamos dentro. De igual forma que un DT empleado, nunca sabe a ciencia cierta cuando vendrá la revancha, pero más le vale que cuando llegue ésta lo encuentre mejor preparados que ayer.
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