A estas alturas de su trayectoria sería absurdo exaltarnos por el manejo de sus decisiones. Vela no está mal, está mal quien no entiende lo que es, lo que ha sido y lo que será. Está mal quien se haga el sorprendido después de tantos años de conocer al talentoso futbolista mexicano.
Vela siempre ha ido contracorriente. Y no lo hace por un deseo manifiesto de destacar pintando de negro lo que debería ir en blanco. Lo hace porque así lo cree y porque sus convicciones son el motor de su vida.
Es leal ante sí mismo. En sensato dentro de su locura bien entendida. Es congruente con su manera de vivir. No da bandazos y se mantiene firme. Le seduce conducir por otra ruta. Disfruta de la terracería mientras todos van por la autopista.
El negarse a jugar el torneo de regreso de la MLS, es otra clara muestra de que para Carlos Vela el futbol no lo es todo. Lo juega maravillosamente pero está lejos de ser absoluta prioridad en su vida... (si se perdió de una Copa del Mundo cuando mejor estaba, que no se pierda un torneo local).
Carlos Vela es indescifrable. Es un artista. De esos que pintan cuando les da la gana. De esos que no lloran por echar a perder un lienzo o porque le critican sus obras etiquetándolas de abstractas.
Él prefiere reír. Si ríe hasta cuando falla, imaginen lo que siente cuando se sale con la suya.
El vox populi le tiene sin cuidado. La clase que despliega por las canchas jamás ha dependido de lo que digan de él. Vela no se mueve por el impulso del "qué dirán", se mueve por las ondas expansivas del "así lo quiero" porque "así lo creo". Un genio.
Vive en su propio mundo y muy pocos tienen acceso a ese su planeta. Él prefiere salir a echar un vistazo al nuestro a ver qué encuentra. Luego se topa con las duelas de la NBA y a veces se acuerda que debe portar un camiseta para jugar eso que de niño le enseñaron llamado futbol. Y vaya que lo hace bien.
Luego vuelve a casa, con los suyos; ahí los abraza y es inmensamente feliz.
Tantas vueltas en U a máxima velocidad han dado que una más no le representa ni le afectará en nada. Vela en sus decisiones es como en el futbol. Si observa que no hay a quién pasar hacia adelante, toma un respiro, levanta la cabeza, busca opciones y recula por seguridad antes de arriesgar la pelota de manera innecesaria. Pelota que por cierto, le pertenece.
REYES Y SU DOBLETE A pesar de que Cruz Azul es un hospital, ganó con autoridad a Pumas. Y acostumbrarse a ganar hasta en los entrenamientos siempre será positivo.
Lo más rescatable: Josué Reyes. El claro ejemplo de lo que significan los nichos de oportunidad en los momentos de apremio. La crisis mundial provocará que surjan jóvenes eclipsados por distintas circunstancias. Aunque... Reyes tiene 22 años. En un marco ideal, ya debería tener por lo menos dos años en Primera División.
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