Correr el Maratón de Boston es uno de los logros de más prestigio para un corredor recreativo.
La razón es sencilla: para tener derecho a participar en ese maratón debe registrarse un cierto cronometraje, que depende de la rama y de la edad de cada persona, y que cada año es más difícil alcanzar.
No cualquiera califica para Boston: el Maratón de Monterrey, que se corrió el domingo pasado, es uno de los 42K mexicanos en el que más corredores califican para Boston. Sólo el 4.2 por ciento de los finalistas en Monterrey registró el cronometraje necesario para tener derecho a ir a Boston.
Eso hace que muchos corredores aspiren a lucir la medalla de finalista de ese maratón, y lo interesante es que ser un maratonista rápido no es la única manera de ganar el derecho de participar en ese acreditado maratón.
Alrededor de uno de cada cinco participantes en el Maratón de Boston se inscribe a través de alguna de las 43 instituciones de caridad, para lo que deben reunir cierta cantidad de dinero que entregan a la institución elegida, para tener su folio.
Lo interesante es que, en la medida que crece la demanda por participar en ese maratón, crece la aportación que las instituciones de caridad establecen como su mínimo para ceder sus folios de inscripción.
Algo que ya es sabido para la edición de 2020 de ese maratón es que la aportación mínima requerida para obtener un lugar es de cinco mil dólares, y que por estas fechas están a punto de agotarse.
Instituciones como el Club Dorchester tiene un mínimo de 7 mil 500 Dólares, y la Fundación Patriotas de Nueva Inglaterra requiere 10 mil dólares por corredor.
Es claro que participar en el Maratón de Boston es altamente "aspiracional" y que mucho eso se debe a que no cualquiera puede participar en la llamada "Catedral de los Maratones del Mundo".
Para participar en Boston hace falta tener una gran solvencia, que, si bien puede ser atlética, también puede ser económica.
Recuerda que correr es salud y algo más... mejor calidad de vida.
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