Vivimos la época más jodida que nos haya tocado vivir. Nos están limitando hasta las muestras de cariño por una pandemia que es como Dios: sabemos que existe, aunque no la veamos físicamente.
Entonces, en los tiempos en los que un San Luis vs. Puebla nos sabría a Champions League, sólo nos queda abrazarnos a los recuerdos... Y en el futbol hay muchos.
10 de abril de 1988: tenía seis años cuando, pegado al televisor, veía como un indio (así le gritaban los españoles a Hugo Sánchez), seguía callando bocas y edificaba su mayor obra de arte con una hermosa chilena al Logroñés, que curiosamente es palíndromo de "Señorgol".
La vida me dio la oportunidad de entrevistar al "Pentapichichi" 25 años después de su poema (2013). Aún tengo grabada su emoción al hablarme de aquella ejecución acrobática que puso de pie al Bernabéu y que me hizo admirar más al que siempre será mi primer ídolo futbolístico, por el que soy orgullosamente del Real Madrid, algo que también incrementó el mejor lateral que he visto, el de la zurda de misil y los goles desde el recoveco más extremo de la cancha (Tenerife) o el del mejor tiro libre de la historia, la caída de la hoja ante Francia. ¡Felices 47 años, Roberto Carlos!
Benditas efemérides y la magia de relacionarlas de memoria, justo como operamos muchos periodistas deportivos.
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