Por la necesidad de ser difundida de la mayor manera posible, la Copa MX fue diseñada con un formato de derechos de transmisión muy diferente al de la Liga.
La televisión mexicana, a través de diferentes canales, se "unió" para lograr el cometido de obtener un contenido entre semana que con el tiempo ha podido levantar y ser más interesante.
El fenómeno ocurrido ayer fue peculiar: el América-Guadalajara en la Semifinal fue transmitido por un conjunto inusitado de medios, lo que les dio realce, al mismo tiempo que al torneo le brindó una exposición magnificada.
Esta "democratización" de la señal que se permite sólo en un esquema que no le serviría a la Liga, permitió el duelo mediático por la mejor oferta en vivo. Sólo podía suceder con un platillo de este tamaño: un Clásico, que aunque tenga ediciones aburridas y de pocos goles, así como otras espectaculares e inolvidables, permanece vigente según lo determina la tribuna, siempre llena y dispuesta.
Ese era el marco. Faltaba pintar el cuadro.
Y entonces el América y las Chivas cumplieron con la obligación moral de responder a la expectativa y a sus fanáticos.
Las Águilas, en reconstrucción táctica con La Volpe, mantuvieron sus precauciones. El Guadalajara es un equipo ligero que sabe llegar aunque se le dificulta meterla.
El equipo de Almeyda arriesga, deja espacios atrás, fabrica un futbol que llega a ser de repostería y es fiel a su idea.
El toma y daca del duelo, la brujería que pesa sobre "Gullit" para no anotarle al América las veces que debería y alguna salvada importante de uno y otro lado hicieron que la historia avanzara hasta el extremo sin definirse.
El Rebaño jugaba con el balón y el América con el sprint. El primero fue fiel al estilo que le viene bien y el segundo tomó de la mano el pragmatismo en lo que el nuevo técnico encuentra en el trabajo diario, la forma que le gusta jugar y que no es esta.
Al final, conato de bronca y penales. Las Chivas se enfrentaban a su segundo dolor de cabeza: los tiros desde los 11 pasos. El primero es fallar goles a puerta abierta en cualquier tipo de jugada.
Igual que en la otra Semifinal, la angustia y el drama de los penales decidirían al ganador del boleto.
Solamente Alan Pulido falló su disparo, pero el posterior fallo de Osmar Mares se añadió al primero de Pablo Goltz para que la Semifinal tuviera vencedor.
El Guadalajara hizo mejor futbol y pese a terminar la Fase de Grupos de la Copa MX en el último lugar de los clasificados, no obstante vencer con problemas a Alebrijes en los Cuartos de Final, supo qué hacer en el momento importante.
Mereció y ganó el Guadalajara. El partido cumplió con la promesa.
Y el torneo ganó prestigio.
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