Tras el receso para darles paso a los grises tricolores que siguen rumbo a ningún lado, se reanuda el torneo interno.

Un torneo que casi llega a la mitad de su Fase Regular, pero con la mayoría de los equipos muy lejos de la más elemental regularidad en su desempeño.

Una Jornada 8 que tiene hoy, en el Cruz Azul vs. América, al más atractivo de sus partidos.

Esta jornada precedida, por cierto, de una regiomontana sacudida: el anuncio de la inminente salida de Luis Miguel Salvador como presidente deportivo del Monterrey.

Por motivos nada claros y razones nada transparentes, alguien decidió (¿José González Ornelas, José Antonio Fernández, o seguramente entre los dos?) que ya debía terminar ese largo y productivo ciclo del exitoso dirigente rayado.

Quince años en los que Salvador ha sido pieza primordial para forjar la mejor época en la historia de este equipo, particularmente durante los 11 en que coincidió con Jorge Urdiales, y sobre todo durante los casi CINCO años en que ambos coincidieron con Víctor Manuel Vucetich, desde el inicio de 2009 hasta finales de 2013.

A lo largo de su gestión y a pesar de algunas decisiones cuestionables o errores cometidos, Luis Miguel Salvador cumplió siempre con el compromiso esencial como dirigente: conformar un plantel lo suficientemente poderoso como para que el equipo tuviera con qué asumir en cada torneo el papel de protagonista.

De la comodina mediocridad de otros prolongados tiempos, con Salvador el Monterrey pasó al protagonismo de los actuales, una y otra vez entre los verdaderos candidatos para pelear por cada título en juego.

¿Tendrán quienes hayan tomado esa sorprendente decisión la capacidad necesaria para aquilatar en su verdadera dimensión lo que Salvador logró hacer durante esos 15 años?

Mientras aflore o no alguna oculta razón de peso, tal decisión resulta incomprensible porque nadie ha ofrecido los indispensables argumentos para ayudar a comprenderla.

Cosas de nuestro mexicano futbol.

 
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