Si había un día en que no debía perder, era ése.
El América del Centenario, jugando en casa, y listo para enderezar una campaña que se le estaba torciendo en el Azteca, tras la derrota frente a Tigres y luego el empate con Monarcas.
Los 11 puntos no eran malos, pero era necesaria una sacudida, un relanzamiento antes de la mitad del torneo que le quitara presiones y allanara el camino.
Chivas, el adversario, nunca puede ser visto como víctima propiciatoria.
Aunque sea visitante, aunque los resultados no le acompañen por falta de contundencia que no hace lucir su buen juego. Pese a que sus refuerzos estelares muchas veces pierdan sus poderes mágicos nada más al ponerse la playera rojiblanca.
Para Almeyda y los suyos, la oportunidad era la misma, pero con menos obligación porque el plantel no es tan amplio, porque esos estelares han habitado la banca en las ultimas tres semanas y porque todos los números los tenía en contra.
¿Cómo podría pensarse en una exhibición tan luminosa, tan redonda en la que el Chiverío terminara pintándole la cara al América?
No solamente por el marcador sino porque le pasó por encima a uno de los planteles de mayor calidad en México.
Parecía que el América enfrentaba a un equipo de otra Liga. Superado en orden, ejecución de juego, velocidad y contundencia.
El Guadalajara ganaba todos los rebotes, se deslizaba por las bandas americanistas con una facilidad pasmosa y tocaba el balón muchas veces de primera intención con tal exactitud, que seguramente hace meses que no llenaba de esa manera los ojos de propios y extraños.
Mientras eso sucedía con los rojiblancos, la polémica presencia de Rubens Sambueza no lograba aportar algo importante. Ni la persistencia de Osvaldo Martínez, ni los intentos de desborde de Darwin Quintero.
Y atrás, los vacíos explotados por el rival eran una película de terror repetida mil veces en el partido: Isaac Brizuela hizo una pista de aterrizaje la banda derecha y Cisneros la zurda. La famosa "Chofis" enseñó con autoridad porqué "Gullit" está, por el momento, en la banca y Orbelín ayudó a la contención con Michael Pérez, pero dándose tiempo -y fuelle- de ir y venir convirtiéndose en un mortífero creador de futbol.
Chivas, entonces, empezó a enderezar su campaña con una convincente victoria de esas que pueden tumbar al técnico de enfrente. Tendrá que ser consistente, atributo que se le desaparece con frecuencia después de un triunfo importante.
América, con dos largas semanas por delante dada la fecha FIFA, revisará su poco poder colectivo, el bajo desempeño individual de sus figuras y la manera de retomar un calendario que al reanudarse le llevará al Estadio Azul.
El Clásico le cambió la vida a los dos. fjgonzalez@mural.com Twitter: @fj_tdn |
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