Una y otra vez la injusticia campea en el futbol... como en la vida misma.
Equipos que son superados por los adversarios en la cancha, pero no en el marcador, van cumpliendo reglamentariamente con los debidos requisitos para seguir avanzando, algunas veces hasta conseguir el título.
En la Liga MX el Pachuca cierra el torneo renunciando a su estilo y con todos atrás, pero uno de sus escasos intentos ofensivos le resulta suficiente para ser campeón en la cancha del que había sido el mejor equipo durante 17 jornadas.
El Atlético de Madrid es dominado por el Barcelona y a ratos avasallado por el Bayern Múnich y, sin embargo, logra eliminar a ambos para enfrentar en la Final de la Champions League a un Real Madrid con el camino allanado, que durante buenos lapsos de ese último partido le aplica la misma "receta colchonera"... y los merengues se coronan por la vía de los penales.
La Selección de Portugal avanza sin ganar ni perder como tercer lugar en su grupo, empata (en el tiempo regular) en seis de sus siete partidos y es campeón tras vencer en la Final a un gris conjunto francés que la domina, y que tampoco había llegado a esa última instancia con mucha brillantez que digamos.
Al margen de los incuestionables méritos de equipos que hacen lo que pueden con lo que tienen, va en detrimento del juego tanto premio a las posturas defensivas, especuladoras y precavidas.
Algo debe modificarse en el futbol si con tal frecuencia se coronan como campeones equipos mucho más empeñados en obstaculizar el juego del rival que dispuestos a desarrollar el propio.
Algo debe hacerse para premiar a los que más respetan la esencia del juego: jugar a jugar y no tanto a impedir que el rival juegue.
Sólo así podrá defenderse la belleza del futbol: premiando a los que jueguen a jugar... y a enaltecer el Juego.
¿10 vs 10?, ¿mover la línea del fuera de juego?, ¿0-0 en goles 0-0 en puntos?
Que por favor le busquen cómo.
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