Europa tiene a Andrés Iniesta, David Silva, Toni Kroos, Mesut Özil, Luka Modric o Ivan Rakitic, jugadores que no son altos, musculosos ni potentes... es más, por su facha no distinguimos su nacionalidad, igual son italianos, portugueses, argentinos o uruguayos, pero cuando estos cracks toman la pelota, en la cancha aparecen un montón de espacios libres y los rivales se ven más lentos.
¿Por qué antes un futbolista británico se distinguía de los demás a puro golpe de ojo y hoy no? Bueno, aunque repugnada por muchos, por un lado está la tan mencionada globalización que literalmente desencadenó el derecho a las oportunidades de trabajo y, por consiguiente, provocó la emigración de muchas familias a países donde existen mejores condiciones de vida, decolorando esos rasgos étnicos que diferenciaban, en el caso del futbol, a los jugadores italianos de los ingleses o franceses, croatas o alemanes.
Pero no todo es cuestión de tribus, porque con la llegada del internet también se rompieron toda las barreras de información o conocimiento, y en materia de desarrollo de futuros futbolistas profesionales los métodos se han ido universalizando.
Para explicar este fenómeno de identidad se sabe que un par de años antes de arrancar el Mundial del 2006, los entrenadores de la selección alemana, Klinsmann y Löw, fueron a ver a César Luis Menotti a Argentina. El objetivo que buscaban era simple: si no cambiaban el estilo de la vieja Alemania iban a perder su estatus de potencia.
Años después, el "Flaco" Menotti reveló lo siguiente: "Lo tenían claro. Querían cambiar su discurso futbolístico y vinieron a ver cómo trabajamos el futbol asociativo en las inferiores y la captación de talento. Estuvimos charlando, le di nombres y se fueron a Brasil a entrevistarse con más gente. Aquellos tipos cimentaron las bases de su nuevo futbol acá, buscando el talento asociativo mientras los pelotudos de acá van allá a aprender a correr más y saltar más alto". Quince años después, la selección alemana es más latina.
Otro ejemplo de docencia global lo podemos encontrar en uno de nuestros últimos verdugos y pieza clave de la época dorada de Chile: Alexis Sánchez.
De Colo-Colo al Arsenal, pasando por River, Udinese y el Barsa, este líder en su selección ha crecido una barbaridad en los últimos 7 años.
De ser un jugador individualista que siempre le sobró un regate, a ése que en River llamaban el "perro" porque agarraba el balón y no lo soltaba, Guardiola le inculcó el uso del pase y los tiempos, mientras que Marcelo Bielsa lo templó a ser más relajado, más confiado y menos tenso. Y el producto final es extraordinario. ¿No cree usted?
PD. "Solamente puedes aprender si tú mismo te abres a diferentes fuentes de información".
Fran Tarkenton, atleta.
Lo escrito, escrito está.
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