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Único sobreviviente
Rafael Alarcón | 21-06-2016
en CANCHA
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"En ese momento no había nada que hacer, tenía que enfocarme sólo en el siguiente golpe y seguir adelante".

Dustin Johnson, campeón del Abierto de Estados Unidos
 
 
El Abierto de Estados Unidos es especial y diferente a todos los demás de la Gira, es uno donde las condiciones puestas por la United States Golf Association (USGA) son para que los jugadores enfrenten los retos más difíciles y para que se muestre el mejor jugador de la semana.

Tuve el privilegio de jugar el Abierto en 1984, 1985, 1986 y 1995 y, no me queda duda, que son los cuatro días de golf más rudos debido a las condiciones retadoras de cada hoyo que se juega. Es de las pocas veces que un profesional se pone en condiciones a la defensiva, pues hay pocas oportunidades de hacerle birdies a los campos, pero toma más importancia la buena recuperación. El principal valor para tener un buen torneo es llevar el mejor repertorio de golpes, una paciencia excepcional y tener algo de suerte.

La filosofía de la USGA de presentar campos muy difíciles hace engañoso el espectáculo.

Aunque el par de campo normalmente lo hace 70, su grado de dificultad se convierte más relativo, a algo así como 73. A varios de los par 4 normales los convierte en lo que ellos llaman "par 4.5", o sea que hacerle par es como ganar medio golpe contra el field, y bogey, perder medio, siempre hay uno o dos par 3 con gran penalidad si se falla en la salida, pero también coloca un par de hoyos para que los jugadores busquen las jugadas de riesgo-beneficio.

El campo de Oakmont Country Club, en Pittsburgh, Pensilvania, es donde se ha jugado más veces el Abierto porque se presta para tener a los espectadores con los dientes apretados por ver quién sobrevive o sucumbe. Al final fueron 153 derrotados y un gran triunfador.

Dustin Johnson es uno de esos jugadores que hasta el domingo era reconocido por regalar torneos de forma increíble, especialmente Majors, como lo hizo el año pasado al tripotear el último del Abierto desde tres metros y perder por uno ante Jordan Spieth.

Una vez más su extraordinaria potencia fue una ventaja para librar los tiros desde el rough, la calidad de sus drivers arriba de las 320 yardas y en el fairway le permitieron atacar un poco; sin embargo, fueron decisivas su serenidad y buena actitud en los momentos apremiantes.

Ser paciente fue doblemente necesario para el campeón al tener que jugar en la incertidumbre entre el hoyo 12 y el 18 de una viable penalidad por una bola que él había posiblemente causado moverse en el hoyo cinco, pero que no se podía probar o identificar hasta que se revisara con detalle del video.

La USGA rara vez se equivoca en la aplicación de una regla y no lo hizo esta vez tampoco, pero esperar hasta el final de la ronda para darle el castigo tuvo en suspenso y bajo críticas el proceso. Afortunadamente no fue de trascendencia, ya que aún así ganó por tres golpes cuando los rivales que estaban en la pelea se derrumbaron más en el cierre.

La gran mayoría, y me incluyo, consideraba Johnson incapaz de cerrar en un torneo importante, me calló la boca al jugar este Abierto de forma excepcional, especialmente el último día, cuando además pudo liberase de los pesados y malos recuerdos del pasado.

Hasta el próximo green.

 
 
rafaelalarcongolf@gmail.com
Twitter: @ralarcon2009
 
 
 
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