Quizá las comparaciones son odiosas para algunos, pero no puedo ignorar la oportunidad de hacerlo cuando, por primera vez, podemos observar los dos Clásicos más atractivos de la Liga MX en la misma Liguilla.
Se enfrentan los más parejos y los más disparejos en cuanto a números se refiere; después del primer encuentro el reflejo fue la diferencia más notable (1-3) entre el 1 (Monterrey, 37 puntos) y el 8 (Tigres, 24 puntos), por un lado, y el resultado más cerrado (0-0) entre los más cercanos, a quienes un solo punto les separó (América (29) vs Chivas (28)).
Mientras que en el Estadio Universitario había un claro sobre cupo, en el de Chivas la reventa ofrecía entradas al precio original poco antes del encuentro y, muchos de esos tickets se desperdiciaron, para dejar algunos lugares vacíos.
En Monterrey no hay espacio para otro espectáculo ni entretenimiento si Tigres y Rayados se enfrentan; la población se viste con los colores de su equipo y, en este caso en particular, el orgullo de los Rayados líderes del torneo discute con el orgullo de los aún campeones Tigres.
Guadalajara se siente orgullosa de sus enrachadas Chivas, que hace apenas un par de meses vivían con la angustia del descenso cercano y hoy transitan con la ilusión de una Final que ya hace 10 años no viven. En el Estadio de Chivas, la zona destinada para la porra americanista apenas se pobló con una veintena de seguidores, contrario a lo sucedido en el Universitario, donde la pequeña parte destinada a Rayados fue un espacio de apoyo, ruido y movimiento incesante, hasta una hora después de terminado el encuentro.
En la cancha vimos dos partidos muy distintos, pero no menos interesante uno del otro. Sí, los goles que aparecieron en la Sultana del Norte muestran un partido más explosivo y espectacular, pero la falta de gol en Zapopan obliga a voltear hacia otros aspectos, donde se incluye la polémica por expulsiones y faltas no señaladas dentro del área y un duelo en el que a nadie se le puede recriminar falta de entrega.
Mención aparte merecen los cuatro arqueros de estos Clásicos: mientras Jonathan Orozco brilló con 5 atajadas determinantes y formidables, Nahuel Guzmán atentó, una vez más, contra el trabajo de sus compañeros mediante otra irresponsabilidad. Mientras Rodolfo Cota comprobó de nuevo que ya merece una oportunidad en Selección Nacional. Hugo González, partido a partido, deja menos dudas acerca de su titularidad bien trabajada, merecida y ganada en un equipo tan exigente como América.
La pregunta aún se encuentra en el aire: ¿Qué Clásico es más pasional? Sí, las comparaciones son a veces odiosas y aunque hablamos de un enfrentamiento de interés nacional contra uno local, hoy por hoy Tigres vs. Monterrey es el mejor ejemplo mexicano de una gran rivalidad, que implica competencia a todos niveles dentro de una maravillosa ciudad. ffernandez@reforma.com Twitter: @Felixatlante12 |