Si en el desenlace no hay incertidumbre y drama, la sensación será diferente.

El futbol mexicano decidió en 1970 hacerse de una Liguilla que pusiera en puntos suspensivos al líder más pintado porque, aun haciéndolo muy bien, tenía que refrendarlo en partidos adicionales.

Pese a que el Monterrey ha amarrado un liderato merecidísimo, ahora tendrá que esperar dos semanas para poner en práctica todo lo bueno que tiene y tratar de dar la ansiada vuelta olímpica.

En el centro está Antonio Mohamed una vez más. Campeón con los Xolos y el América, y ahora en primer lugar con los Rayados, regresa a la palestra después de momentos difíciles el torneo pasado que hicieron dudar de su continuidad.

Así son los entrenadores. Cada día tienen más calidad, experiencia y herramientas. Pero si el resultado no los acompaña, se devalúan rápidamente y pierden muchas veces el empleo.

Del otro lado, aparece un caso extraño: el América, el equipo más consistente del semestre y el único -salvo que los Tigres hagan dos milagros- que pueden ser campeones de dos torneos.

El miércoles, en la Liga de Campeones, con una ventaja importante y clasificado a la Liguilla, ofrece una oportunidad digna de análisis: ¿Cómo es que con Herrera, Mohamed, Matosas y ahora Ambriz, el América suma temporadas importantes y seguramente más títulos?

A nivel internacional hay una referencia: el Olympique de Lyon, de la Liga francesa, consiguió en años consecutivos los siete títulos que posee hasta hoy, con cuatro entrenadores diferentes.

El caso fue destacado por ser único: más allá del entrenador y la importancia que tiene en el éxito de un equipo, el trabajo de la estructura directiva hizo cambios sin alterar la calidad competitiva. El presidente del club y su director deportivo se encargaron de darle una estabilidad que no fue amenazada por cambios tan sorpresivos.

Ignacio Ambriz, cuestionado, ha hecho un buen trabajo sin saber lo que le deparan las siguientes semanas. Y el América también por haber enfrentado con acierto los cambios de técnico que no fueron deseados ni planeados.

Con la dificultad de atender dos competencias, el América enfrentará al líder rayado en el Azteca. Mohamed y las Águilas se saludarán sabiendo que a ambos les fue bien después de su tiempo juntos.

No siempre sucede.

 
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