Probablemente los Dorados se inscribirán esta noche en la División de Ascenso.
Para evitarlo, necesitan vencer a domicilio a los Tigres, y que unas horas después el Morelia pierda como local ante el Pachuca.
Es decir, que si siendo generosos le otorgamos más o menos un 20% de probabilidades al triunfo dorado y un 40% a la derrota moreliana, esas probabilidades de descender hoy, para la escuadra de Culiacán, oscilan alrededor del 92%.
Y si hablamos de probabilidades de estar descendidos al término del torneo, ésas son, evidentemente, de más del 99%.
Si no es hoy será la próxima semana, o la siguiente, pero el caso es que los Dorados, a pesar de su mejoría y de la dignidad con que han mantenido encendida su esperanza de salvación, sellarán sin remedio su regreso a la División en la que hace 11 meses estaban.
Después de todo, principalmente para eso está estructurada la tablita del descenso, para proteger las franquicias de Primera División y dificultarles a las que no lo son su permanencia en el Máximo Circuito.
Otra historia se escribiría si ese criterio de los promedios en tres años desapareciera y cada año descendiera el peor, o los dos o tres peores (con sus respectivos ascensos), como sucede en otros lares.
Así, poco a poco iría reduciéndose la distancia entre las dos Divisiones y en la de arriba se establecería una mejor competencia, subiéndole al número de descendidos y de preferencia bajándole al de clasificados.
Dejar de condenar de antemano al recién ascendido, o por lo menos "condenarlo" en equidad de condiciones; dejar de obligarlo a luchar en desventaja desde el primero de los 34 partidos que normalmente logra jugar.
¿No les parece a los que toman esas decisiones que ya es hora de ser mejores anfitriones con los recién ascendidos?
A ver hasta cuándo.
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