Esta noche se escribirá una edición del Clásico Regiomontano especialmente atractiva por varias razones.
Por el enorme potencial de ambos contendientes, porque los dos están bien ubicados en la tabla y porque éste será el primer duelo que los regios y acérrimos adversarios entablen en el flamante estadio de los Rayados.
Con todo merecimiento, los anfitriones llegan a este partido como líderes de la competencia, pero parece ser mejor el "momento futbolístico" de los Tigres, un equipo que además, desde hace rato, domina a plenitud lo que busca en la cancha... aunque no siempre lo encuentre.
En el caso del Monterrey, en cambio, falta un buen trecho en esa búsqueda del pleno dominio de un sistema de juego; a pesar de lo cual, y gracias al sustancial progreso manifestado en ese sentido, ha logrado producir más que cualquier otro equipo en lo que va del torneo.
Si de "techo futbolístico" se trata, tan alentadoramente elevado es el de una escuadra como el de la otra; lo que cambia es la consistencia, la regularidad, la frecuencia con que cada cual es capaz de acercarse a ese respectivo techo.
Si ambos equipos se acercaran hoy, disfrutaríamos de un auténtico duelo de poder a poder, del que cualquiera de los dos podría salir airoso.
Pero al margen del lado hacia el cual se incline la balanza (si es que se inclina), el buen espectáculo futbolístico está casi casi garantizado.
Porque, después de todo y a final de cuentas, nunca en la historia de nuestro futbol se había producido un regio enfrentamiento entre los que claramente tuvieran, como los tienen ahora, los dos mejores planteles en el balompié mexicano.
Queda por verse si son capaces de terminar siendo los dos mejores equipos en este torneo, y por lo pronto la de esta noche se presenta como una magnífica oportunidad para esgrimir los mejores argumentos y exhibir cabalmente los respectivos alcances.
A ver a cuál de los dos le alcanza para más.
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