La novena jornada nos ofrecerá tres partidos especialmente atractivos, pero por motivos muy distintos.
El domingo, el Pumas-Cruz Azul servirá para saber cuál es el verdadero potencial de los locales... y quizá para confirmar el del visitante.
Un día antes, en una edición más del Clásico Regio entre el Monterrey y los Tigres, sabremos cuál de estos dos firmes candidatos al título esgrime a mayor nivel sus extraordinarios argumentos futbolísticos.
En circunstancias normales, esos dos partidos acapararían la atención en esta novena jornada; pero como en nuestro futbol la "normalidad" no es la regla, otro duelo compite por esa atención y se lleva gran parte de ella.
Más allá del atractivo futbolístico que pudiera presentar el América-Morelia del próximo sábado, en esta ocasión dicho enfrentamiento será aderezado con la despedida de Cuauhtémoc Blanco.
A un grandioso futbolista, uno de los mejores jugadores en la historia del América y del futbol mexicano, se le brinda una merecidísima despedida, pero en condiciones algo más que peculiares.
No se sabe si vulnerando o no el reglamento de registros, ni se entiende por qué no se organizó este homenaje en algún partido amistoso.
No se aclara si hay o no algún impedimento reglamentario para participar activamente (y al mismo tiempo) como "político" en la mesa y como "jugador" en la cancha.
Ni se sabe, tampoco, quiénes y cómo lograron que Ignacio Ambriz aceptara que su equipo otorgue la ventaja que inevitablemente otorgará durante cada segundo que juegue o trate de jugar el memorable ex futbolista.
Lo que sí se antoja indispensable apuntar y recordar, por lo pronto, es que la vacilada no está en que en esta jornada juegue quien hace rato dejó de jugar. En realidad, la gran y verdadera vacilada es que dicho ex jugador funja (y finja) como Alcalde de Cuernavaca.
Ahí radica lo lamentable de este caso; porque a final de cuentas, el futbol es lo de menos.
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