La FIFA hizo su show y reformó su estructura, como lo hacen los partidos políticos, para que la escenografía sea lo suficientemente distinta para que todo siga igual.

Ahora, el nuevo Presidente, no tendrá el poder de sus antecesores, porque el Secretario General será quien realmente maneje los hilos económicos.

Tampoco el Presidente podrá reelegirse ininterrumpidamente pero podrá acceder a tres períodos consecutivos de mandato: dos sexenios en total. Con esa reforma se maquilla la hegemonía de los caudillos de la pelota pero no se establecen equilibrios o rotaciones de confederaciones en el poder.

Han prometido más transparencia. Eso es lo que suele decirse después de que el destape de las cañerías salpica a más de uno. Pero si apenas funciona en la administración pública, ¿qué podremos esperar de una empresa privada cuyo capital principal es tan público? Porque son hombres y mujeres trabajando dentro de la cancha o sentados en las tribunas, o ante la televisión, consumiendo los torneos y las camisetas quienes generan las millonarias ganancias.

En un gesto de caballeros que abren la puerta a las damas desde una perspectiva machista, incluyen en las nuevas reglas que las mujeres podrán estar representadas en el nuevo Consejo Ejecutivo. Eso sí, con una cuota mínima de una dama por confederación.

Ni el sindicato internacional de jugadores profesionales ni los principales clubes del mundo están satisfechos con los cambios aprobados este viernes en Zúrich.

Aunque quedó establecida la conformación de un órgano que los incluya, los que mueven el balón se sienten ignorados. Para el gremio que representa a más de 60 mil futbolistas es alarmante que se siga dejando de lado la representación directa de los intereses de los jugadores. A su vez los clubes señalan que pese a invertir en el desarrollo de los futbolistas y en sus sueldos, tienen la obligación de ponerlos a disposición de las Selecciones sin la recompensa económica o el poder político que creen que deberían tener a cambio.

Los equipos europeos, particularmente, se resisten a la ampliación de los calendarios de la FIFA y a que se aumente el número de Selecciones de los Mundiales a 40. Justamente, Gianni Infantino, el nuevo mandamás, se ha declarado partidario de una medida de esa naturaleza. Habrá que ver si solamente ha sido su estrategia para captar nuevos votos o la mantendrá como parte de su nueva gestión.

Estos días los medios inundarán a sus audiencias con información sobre la "nueva" FIFA, pero en las venas de la multinacional de la pelota seguirá corriendo el mismo ADN de siempre.

¡Si será profundo el cambio que el nuevo presidente es también suizo, trabajaba a las órdenes de un dirigente castigado por corrupto y presentaba los sorteos de los equipos!

¿A quién les recuerda?

 
 
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