Amables aficionados: los hechos que leerán a continuación sucedieron hace 20 años, en 1996, y sólo se dieron a conocer recientemente en un largo artículo de Shaun King en el New York Daily News.
Un joven mariscal de campo de la Universidad de Tennessee, llamado Peyton Manning, se encontraba sentado en una mesa de tratamiento dentro del vestidor del equipo, mientras que hincada en el suelo, examinándole el pie, estaba la Dra. Jaime Naughright, directora de Salud y Bienestar del programa atlético masculino.
De repente, Manning se despojó de sus calzoncillos y pegó su zona genital, con todos sus componentes, primero en la cabeza y luego en la cara de la Dra. Naughright. Ésta obviamente puso una queja, sin imaginarse que eso iniciaría su calvario.
La universidad de inmediato inició el control de daños sobre su estrella, que les llenaba los estadios y ganaba campeonatos, inventando la historia que Manning se había desnudado para mostrar su trasero en broma a un compañero, Malcolm Saxon. Éste contradijo el cuento y como resultado le quitaron su beca deportiva y tuvo que dejar el equipo y la escuela.
A Naughright la presionaron hasta que renunció encontrando empleo en Florida Southern College, donde prosiguió una brillante carrera enseñando, escribiendo, y atendiendo atletas incluyendo algunos del equipo olímpico norteamericano. Ahí quedaron las cosas hasta que en el 2001, ya con Indianápolis, Manning y su papá, Archie, sacaron un libro, "Los Manning", en donde relatan el incidente de Tennessee totalmente sesgado a su favor.
El escándalo del libro hizo que volvieran a despedir a la Dra. Naughbright que ahora sí decidió demandar por difamación. Toda esta información proviene de los datos del juicio. El juez encontró que los Manning no sólo habían mentido sino que lo hicieron a sabiendas y al final hubo un arreglo económico confidencial entre las partes.
Nada extraño. Y así como la Liga lo ha hecho con el Dr. Omalu, una familia poderosa en el deporte destruyó la carrera y reputación de una persona inocente mientras se siguen ostentando como los "buenos" de la película. Pero empieza a haber grietas en su cuidadosamente construida imagen.
Están también los envíos de la hormona de crecimiento recibidos por la esposa de Manning después de sus cirugías, y finalmente la cara de frustración y enojo del hermano, Eli, cuando Denver amarró el triunfo en el Súper Tazón. Y es que aparte del confeti y los aplausos, este es el mundo real. Por ahora, hacemos una pausa....
fvonrossum@reforma.com
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