La Copa América Centenario, rescatada de sus estertores por la crisis directiva que dejó a varios títeres sin cabeza, es ejercicio de una sola vez.
O por lo menos eso se dice. La edición extraordinaria, que no alterará el orden de las siguientes (Brasil 2019 y Ecuador 2023) honrará por fin el origen de su nombre. Se jugará con equipos de todo el Continente, con las 10 federaciones que la crearon y jugaron desde 1916.
La cercanía que permiten los adelantos tecnológicos hacen que las distancias geográficas desaparezcan virtualmente y permiten lanzar preguntas diferentes.
¿Será que Conmebol ya se percató de que vale la pena no sólo invitar a México y algún otro país de zona ajena porque eso le ofrece dinero y patrocinadores, sino que también esos equipos animan sus torneos? ¿Que ante la crisis económica de varios de sus afiliados, el mercado de Estados Unidos y México puede inyectar recursos que le están haciendo falta?
En principio, la aceptación sudamericana obedece a esos factores. En busca de su nueva identidad directiva, azotada por las realidades de la corrupción y el abuso de poder, probará en este torneo excepcional a jugarse en verano nuevas maneras de acercarse a los demás y salvar algo de lo perdido.
En lo deportivo, epicentro de todo, Estados Unidos y México tienen ante sí una gran oportunidad: la de tomarlo en serio, poner a competir a lo mejor que tengan y hacerle ver a la legión sudamericana que sí hay con qué ponerle oposición y ganarle, que se pueden construir nuevas rivalidades, que son las que generan interés de revancha y que, más allá de la coyuntura, se pueden empezar a construir Clásicos.
Nadie la tendrá fácil, pero entre el Tri y el equipo de Klinsmann hay diferencias sensibles. El grupo de México es mucho mas accesible y parece gozar de mejor momento. El de los primos, en plena reconstrucción, durísimo de ganar.
Uruguay es el equipo más campeón de la historia en la Copa América y es el primer adversario de México. No es que Jamaica y Venezuela puedan engullirse sin hervir, pero son equipos menos poderosos que Colombia, Costa Rica y Paraguay, oponentes del anfitrión.
Pero este torneo de dos dueños de casa es el único hasta ahora en la historia, excepto cuando han organizado Mundiales, presenta esa condición.
Para que no pasen otros 100 años y veamos algo igual, la Copa América del Centenario tiene un reto que cumplir: convencer a todos que ha crecido en el norte para agradar y vencer. No es poca cosa, pero es posible. Ahora o nunca. Twitter: @fj_tdn fjglez@mural.com |
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