Hace muchas décadas había un programa humorístico de televisión donde dos actores se caracterizaban como embajadores de Estados Unidos y Rusia. Era la época de la Guerra Fría y se trataba de representar en forma satírica a ambos modelos políticos y económicos. El sketch siempre terminaba con una pelea llena de aspavientos o con un portazo de uno de ellos. Entonces, aparecía un tercer actor caracterizado como chino que repetía una sentencia profética: "Amelicano peleal, luso peleal... y chinito cleceeeee y cleceeeee".
En el mercado invernal de trasferencias del futbol europeo la estrella no fue un jugador sino la entrada de China al mercado pateando el tablero de los precios. La Súper Liga gastó unos 180 millones de dólares y se colocó detrás de la Premier en las inversiones.
Se dio el lujo, por ejemplo, de desbancar al Liverpool que pretendía al brasileño Alex Teixeira. La cartera del Jiangsu Suning se abrió más y se llevó por 56 millones de dólares al mediocentro del Shakhtar de Ucrania. Fue la compra más cara, hasta ahora, del futbol chino. El Guangzhou Evergrande pagó 46.6 millones de dólares por el colombiano del Atlético de Madrid, Jackson Martínez, quien había llegado en el verano desde el Porto. Otro buen negocio, ¡cuándo no!, de Jorge Mendes quien se embolsó una diferencia de 9 millones de dólares en seis meses.
La potencia económica que es China se desplaza ahora al mercado futbolero, con todas las ventajas que está otorgando el gobierno a los inversores para promover el deporte. Además, las transacciones quedan fuera del férreo control al que están sujetos los grandes clubes europeos, con el llamado "Fair Play" financiero.
En España, un magnate chino es dueño del Espanyol y la empresa inmobiliaria Wanda, tiene el 20 por ciento del Atlético de Madrid.
Los equipos chinos tendrán mayores ingresos con el nuevo contrato de televisión de 7 mil 500 millones de dólares, 30 veces más que hasta ahora.
Y aunque el flujo de dinero no necesariamente augura el crecimiento del futbol autóctono, ejemplos sobran en Asia, la Súper Liga ya puso dos veces en el Mundial de Clubes al Guangzhou. En el torneo de este año le ganó al América y cayó ante el Barcelona (resultados esperados, dirán algunos socarronamente).
Muchos jugadores de ligas latinoamericanos (un tercio de los extranjeros son brasileños) y de la Premier League ya han ido a parar a las canchas chinas: el ex del Chelsea, Ramires (transferido en este período), Sissoko, Demba Ba, Gervinho, Drogba, Tim Cahill. Inclusive, algunos medios ya lo ponen allí en un futuro inmediato al capitán del Chelsea, John Terry.
Esta semana ante el vendaval comprador, el entrenador del Arsenal, Arsene Wegner, ha salido a escena como el chinito de la tele. "La Premier tiene que estar preocupada, porque China tiene el poder económico como para llevarse una Liga europea entera". ¿Será también profético?
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