Siempre arrancamos frío el año. Cuesta trabajo quitarse las serpentinas así como el recuerdo de las doce uvas saboreadas siempre con un deseo para cada una de ellas.

En el futbol sucede lo mismo. Así como el primer día de clases costará trabajo este lunes para millones de familias, los equipos vienen de una etapa en la que, aun sin querer, el ritmo baja y la tensión competitiva también.

Si una de aquellas uvas mantenía el deseo de mantener un torneo tan atractivo como el que terminó en diciembre, lo entregado por la primera jornada no necesariamente es una mala noticia.

A los participantes también hay que entenderlos y darles el tiempo razonable -poco ciertamente- para que tomen su nivel y agarren vuelo.

Tal vez por eso podamos entender las distracciones de los dos más populares de México: ambos cometieron desatenciones y errores que por poco pierden sus partidos de presentación en casa que concluyeron con empates.

América en el Azteca, daba la impresión de no haber nunca jugado junto. Falló pases de tres metros, incurrió en equivocaciones defensivas que por nada le cuestan el partido, y terminó viendo a un Puebla superior a ellos en el inicio de sus festejos del centenario.

Como también suele ocurrir en las primeras fechas de un torneo, hay ausencias que se dejan sentir como fueron las de Sambueza, Paul Aguilar y Goltz.

Ventura Alvarado y Pimentel nos recordaron por qué en un equipo hay titulares y suplentes.

Guadalajara chocó con Veracruz con la presentación de Gullit Peña y Orbelin Pineda en sus filas.

El gol tempranero de Peña y la segunda que el chiverío tomó tras el gol en contra le hacían navegar a su primer triunfo con la ventaja de tener un hombre más desde los 23 minutos.

Los Tiburones, igual que el Puebla el día anterior, se mostraron dignos y dominadores de lo que tenían que hacer. Eso que ni qué.

Pero lo que dejaron de hacer sus anfitriones también abonó a su cuenta.

El derechazo desesperado de Furch, a ocho minutos del final. Lanzó al Guadalajara el mensaje: este torneo define descenso y no hay permiso de cometer los menores descuidos.

Los sucesos de último minuto en Tuxtla Gutiérrez le traen buenas noticias a todos los involucrados en la lucha por la permanencia. Pero aun si Dorados parece un espléndido salvoconducto para todos ellos, hay que recordar que las facturas por falta de productividad se pagarán tarde o temprano.

Pese a la generosidad con que observemos el arranque, hay poco tiempo para recuperarse.

El descalabro de Pumas frente a un Monterrey poderoso, el traspié poco común de los Tigres en el patio del Diablo y los puntos que Monarcas dejó escapar frente a Cruz Azul, requieren también de una corrección inmediata.

 
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