Sumergido estos días en "La libreta de Osorio", de Juan Andrés Bermúdez, encuentro un concepto tan trascendental como útil en semanas de relativa crisis que enfrenta el Real Madrid, con la destitución de Rafael Benítez y la intempestiva designación de Zinedine Zidane como director técnico del equipo más importante en la historia del futbol.
"Hay tres pilares que soportan un equipo: selección de jugadores, entrenamiento y espíritu de grupo".
Zidane tiene nombre, prestigio y credibilidad, ingredientes que, de entrada, poseen muy pero muy pocos directores técnicos. Es, sin lugar a dudas, la joya más fina dentro de la caja de seguridad "merengue". Hoy el polémico y errático presidente Florentino Pérez ha decidido, prematuramente, exponerle y tirarlo al ruedo de la crítica en un momento con dos aristas muy claras a su favor: si logra algún título, mérito de Zidane. Si no lo logra, responsabilidad de Benítez. En contraparte, aparece un riesgo inocultable en esta designación: malbaratar la cotizada joya.
Hay quienes gustan de comparar la llegada de "Zizou" al primer equipo del Madrid con la de Pep Guardiola al Barcelona en 2008. Diferencias claras impiden dicha comparación: el turno del técnico catalán llegó en el momento planeado, durante la pretemporada y pudo hacer la selección de jugadores. El astro francés fue llamado de emergencia, a mitad de temporada y sin posibilidad de seleccionar su plantel.
Supongo que Zidane no tendrá mayores quejas por la plantilla que le corresponde dirigir en su debut, sin duda una de las más completas en todo el mundo. La parte del entrenamiento debe cambiar sobre todo en el discurso, en el ambiente y en la dinámica, más que en la táctica y estrategia de futbolistas con posiciones y características ya muy determinadas. De acuerdo a lo que se puede leer, el vestidor de Rafa Benítez se convirtió en una debilidad que fue empeorando conforme pasaba el tiempo, por lo que este nuevo cuerpo técnico tiene la nada fácil misión de combatir los egos de futbolistas millonarios, publicitados y célebres, para convertirlos en un equipo sacrificado, solidario y unido.
"El espíritu de grupo es el que marca la diferencia entre equipos buenos y equipos excelentes", establece sobre este tercer pilar Juan Carlos Osorio en su "Libreta". A propósito del mismo tema dijo atinadamente Henry Ramos, flamante Presidente de la Asamblea Nacional Venezolana en su primer discurso: "Sin afecto no hay equipo". Nada más cierto, por lo que Zidane tiene en este tercer aspecto su reto más grande.
¿Quiere usted aún comparar el inicio de Zidane en el primer equipo del Real Madrid con el de Guardiola? Bueno, entonces la misma premisa aplica para ambos, sin importar la manera que han llegado: "Si gano, mi carrera será larga, si pierdo, corta". En efecto, lo dijo el propio Pep antes de su primer partido.
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