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Las heridas catalanas sangran en los derbis
Homero Fernández | 09-01-2016
en CANCHA
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Tres clásicos en 10 días han revivido las antiguas pasiones entre los dos colores en los que se divide el futbol en Barcelona.

Usualmente, los fanáticos del Espanyol han tenido que quedarse resignados ante el poderío del Barcelona.

Eso les ha hecho fuertes en la ilusión que, como David, pueden vencer a Goliat. Pero cuando el gigante juega al futbol con tanta preciosidad solo parece quedarles la "intensidad" que muchos interpretaron, los jugadores culés primero, como brusquedad y mala intención.

Los incidentes entre los futbolistas, el miércoles en el Camp Nou por el partido de ida de la Copa del Rey, dejaron "heridos" en los dos bandos, 12 tarjetas amarillas y dos expulsados en el visitante. Luego de finalizado el duro partido, los árbitros señalaron a Luis Suárez como instigador de una nueva reyerta a las puertas de los vestidores. Aunque oficialmente el Barcelona niega esa acusación, el uruguayo tendrá que purgar su primera sanción impuesta en España.

La lista de controversias entre Barcelona y el Espanyol es larga como el siglo de convivencia.

Los orígenes los marcaron: uno fue fundado por un suizo, Hans Gamper, y el otro para jugar solamente con españoles.

Una gira por México, en 1937, le permitió al Barsa recaudar 15 mil dólares lo que le dio el potencial económico para distanciarse de su rival en lo deportivo.

Poco a poco el catalanismo se fue identificando con los blaugranas. Hoy en día miles de culés entonan coros independentistas en los minutos 17:14 de cada tiempo. El miércoles mientras hacían eso, el puñado de hinchas albiazules enarbolaba banderas españolas. Una postal de la actual división política en Cataluña.

Los primeros clásicos mostraron batallas campales entre jugadores, invasiones al campo, partidos a puerta cerrada y agresiones con objetos de parte de los aficionados.

Durante mucho tiempo los equipos llegaban al estadio rival ya listos para salir al campo y apenas terminaba el encuentro se iban sin pasar por los vestuarios. Eso porque, en 1952, en su visita al estadio del Barsa, los jugadores del Espanyol encontraron su vestuario lleno de humo ¡Les habían quemado las toallas!

Ladislao Kubala y Johann Cruyff, dos estrellas culés, también sufrieron. El primero fue expulsado por agredir a un rival al defender a un compañero y el holandés era el blanco preferido de la dureza defensiva.

La violencia fuera de las canchas se extendió hasta hace pocos años. En 2011, los "Boixos Nois", los radicales del Barcelona, agredieron en un bar a aficionados españolistas.

El miércoles se cierra el pequeño circuito de derbis con el que abrió el año.

El partido puede ser de trámite para las estadísticas de la Copa del Rey, pero se sabe que en la cancha y en las tribunas la paz penderá de un hilo... y hay muchos puntos por donde se puede cortar.

 
homero.fernandez@reforma.com
Twitter: @MUNDODEPELOTA
 
 
 
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