"Un buen campo de golf te hace sentir tan ansioso que a duras penas alcanzas a cambiarte los zapatos".
Ben Crenshaw, profesional del golf En 1982 me encontraba jugando la calificación para entrar al PGA Tour en el campo del TPC, en Sawgrass, Florida. Ese campo, en donde anualmente se juega el Tour Championship, tiene forma de isla en el hoyo 17, par 3 de 143 yardas.
El torneo clasificatorio otorgaba 50 tarjetas y el lugar final quedaba fijo para toda la temporada. No existía el reacomodo de prioridad cada cinco torneos, según las ganancias, como es ahora; por lo tanto, el lugar significaba mucho.
Había jugado muy buen torneo en 70 de los 72 hoyos. Al llegar al intimidante par 3, hoyo 17, la bandera estaba en su posición clásica de domingo, atrás a la derecha.
El viento estaba un poco en contra y decidí jugar por el centro del green con un 7 de fierro. La ejecución fue una de las mejores en la estresante semana. Cuando salió la bola y la vi aterrizar justo a la altura de la bandera sentí un alivio, pero de repente corrió por mi cuerpo la sangre a una velocidad increíble, y es que la bola tomó un bote fuerte y empezó a correr y correr, en cámara lenta la vi desaparecer en el lago atrás del green. Después de "dropear", la subí al green, pero hice tres putts.
La semana pasada jugaron la calificación Roberto Díaz, Armando Favela y Sebastián Vázquez.
Díaz fue el mejor entre los mexicanos al terminar en el lugar 21 para garantizar que su estatus se mantendrá fuera del reacomodo hasta después de la mitad del año. Favela terminó en el lugar 93 y sólo podría entrar bajo invitación, clasificación abierta de los lunes, o por su lugar entrando directo. Lo bueno es que de jugar alguno de los cinco primeros torneos y ganar dinero, su posición podría mejorar. Vázquez terminó en el lugar 123.
De aquel triple bogey contra un muy posible par en ese hoyo ya no me recuperé y significó la diferencia entre jugar 15 torneos y estar en el lugar 43 y no en el 23; además de haber jugado hasta 27 bajo un calendario de torneos elegido.
Ni yo ni nadie podría saber cuál hubiera sido mi destino en mi año de novato en la Gira. Lo que sí estoy seguro es que para un profesional en sus primeros dos en una Gira es de suma importancia tener un calendario predecible y jugar al menos 25 para tener mejores posibilidades de mantener la tarjeta.
Por eso y por otras razones, la calificación al Tour es tan difícil y tan importante; un golpe puede hacer la diferencia en el rumbo que toma la carrera de un profesional.
Hasta el próximo green.
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