Bravos de Ciudad Juárez es un atinado ejemplo de lo que es una buena inversión dentro del futbol mexicano. En su primer semestre de vida y primera competencia resultó campeón, tal como sucedió con el ascenso a la Máxima Categoría de las Cobras de Ciudad Juárez.
Por iniciativa de Alejandra de La Vega, única presidenta que yo recuerdo en el futbol mexicano (precisamente con aquellas Cobras), esta castigada y desprestigiada ciudad fronteriza renace una vez más a través del futbol, y lo hace de manera contundente, con un equipo muy bien dirigido (Sergio Orduña), un plantel sólido en todas las líneas, buena banca y, sobre todo, con una afición entregada y constante.
Resulta extraño, después de conocer a las Cobras rojas y a los Indios negros, llegar al estadio Benito Juárez y encontrarse con un equipo (y una afición) verde perico, de calcetas rojas y una enorme X en la parte frontal de la playera.
Ya en la cancha y dentro de la final del Apertura, el enfrentamiento ante Atlante parecía contrastante: noventa y nueve años y medio, con una de las nóminas más bajas de la División de Ascenso, se enfrentaba en la Final a medio año de vida y una de las plantillas más caras. Al final, un equipo debutante, armado para ser campeón, derrotó a un equipo de larguísima historia que se sobrepuso constantemente a la adversidad.
Bravos es una excelente noticia para nuestro futbol: franquicia surgida a partir del éxito casi inmediato que ha resultado el equipo Chihuahuas de El Paso dentro de la Liga AAA de beisbol de los Estados Unidos. Estos mismos empresarios juarenses decidieron probar con el futbol para también, al igual que lo hace Xolos en Tijuana, sacar provecho de las bondades que ofrecen las dos culturas de la frontera, solo que los chihuahuenses en dos deportes sumamente populares en la región.
Por si existe alguna duda, la superficie donde se localiza el Estadio Benito Juárez pertenece al Parque El Chamizal, donde se encuentra el estadio. El terreno es parte de las 333 hectáreas que el Río Bravo comió a territorio nacional y que Estados Unidos devolvió a México en 1964.
Me dijo Alejandra de La Vega que con Bravos se pretendió crear un equipo que no hiciera referencia a las anteriores franquicias de la ciudad, por lo que los colores, el escudo y el mote son originales. La X tan ostentosa en la parte frontal de la camiseta representa el nuevo símbolo de la ciudad: La Mexicanidad de Sebastián. Escultura de 64 metros de altura, con un costo de 9 millones de dólares y 8 años de trabajo, inaugurada en 2013 y se encuentra en la Plaza de la X, pero es posible verla desde cualquier punto de la ciudad.
La afición juarense festeja hoy un título en el Ascenso MX, pero celebra sobre todo la lenta recuperación de una ciudad que hoy es posible visitar.
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