Alguna vez dijo Margaret Tatcher que si una señora tenía que recordar que lo era cuando entraba a un salón, tenía ya un primer problema que resolver.
Juan Carlos Osorio es un caballero y no tiene que decirlo. Pese a que el mundo del futbol no es el lugar más adecuado para encontrar personas refinadas, el técnico colombiano lo es.
Ayer sostuvo su primer partido como seleccionador nacional. Fue un encuentro de práctica, permitiendo la comparación y salió bien librado de él. No es "oficial" porque no compareció ante los medios tras una derrota inesperada o una situación crítica como con la que cualquier personaje del futbol convive con frecuencia.
Osorio es atento, tiene facilidad de expresión, las ideas claras, conocimiento de lo que hace y no escatimó una respuesta sin estar seguro de que el reportero quedara satisfecho de ella.
En los 52 minutos que duró su conferencia, hizo referencia a frases y autores, experiencias en su carrera y conocimiento del plantel convocado para los juegos contra Estados Unidos y Panamá. También de la Selección olímpica, la manera en que le gusta plantear los partidos y cómo podría adaptarse a lo que ya domina el Tri.
De las 21 preguntas de que constó la conferencia, fueron futboleras menos de la mitad. Las otras versaron sobre su inexperiencia en el manejo de Selecciones, el encono del medio, de su nacionalidad y algunas otras cuestiones más corrientes que comunes. Sin pretender ser más que enunciativa la referencia, contiene elementos para cuestionar a los propios medios sobre el foco hacia lo que más interesa. ¿Realmente es de futbol que en general se hace crítica o son sus elementos melodramáticos los que despiertan el interés?
Las cosas son como son. En la imaginación vive un entrenador al que hay que pedirle que cambie de una vez por todas a nuestro futbol. Pero a través de la Selección Nacional eso no es posible; ésta es producto de todo lo demás y no lo que puede cambiar las costumbres directivas, la oportunidad para los jugadores de fuerzas básicas en la Primera División, la voracidad para participar en todos los torneos posibles que afectan la elaboración de los calendarios y la importación discriminada.
El técnico del Tri puede hacer jugar mejor a un equipo que consta de 30 o 40 jugadores elegibles de acuerdo a sus criterios físicos, tácticos y mentales. Puede instruirlos, motivarlos, distribuirlos; aprovecharlos de la mejor manera. Pero desde la punta de la montaña no se puede cambiar la base.
Por lo pronto, Osorio genera una buena impresión por lo mencionado. Aunque como la Tatcher, sus decisiones y resultados son los que pasaran a la historia.
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