Se acabó el encanto No hay cábala que dure mil años... y las esposas de varios jugadores de los Pumas lo comprobaron el sábado.
Les cuento que un grupo de WAGs (bonito término inglés acuñado para distinguir a las Wives and Girlfriends, entiéndase Esposas y Novias) ha hecho la costumbre de juntarse para ver los partidos de los Pumas, sobre todo en el Estadio Olímpico Universitario, y, cuando se puede, en los escenarios cercanos, como el Estadio Azul, para estar unidas y como un amuleto de buena suerte, pues según manejaban ellas, desde que hicieron regulares las excursiones, el equipo se fue para arriba.
El sábado llegaron todas al mismo tiempo, algunas con otros invitados, desfilaron por los pasillos del Azul y se colocaron en la parte baja de la tribuna, justo detrás de la banca que ocuparon el cuerpo técnico y los jugadores suplentes de Pumas, donde por cierto ni siquiera estaba el portero Yosgart Gutiérrez, pero eso no evitó que su esposa le cayera con toda la comitiva.
Ahí estuvieron las parejas de Daniel Ludueña, Ismael Sosa, Javier Cortés, Dante López y Matías Britos, entre otras.
El momento que más disfrutaron fue justo cuando Cortés anotó su gol y fue a celebrarlo justo de frente a su esposa, provocando los gritos al por mayor.
Una de las que se puso más efusiva en la anotación fue la señora Sosa, que casi se le cuelga a la señora Cortés, como si se tratara del mismísimo festejo entre los jugadores.
La bronca fue que, minutos después, todo se vino abajo y las WAGs tuvieron que tragarse la derrota igual que sus maridos.
Aunque puedo decirles que, mientras estuvieron contentas, causaron sensación hasta entre los aficionados de Cruz Azul, pues muchos ni ponían atención al partido.
El domingo les cuento si recuperan el encanto o de plano el amuleto perdió su magia.
Un día de furia Por cierto que en Televisa andan buscando a Matías Britos y no precisamente para hacerle una entrevista, sino para preguntarle a quién le mandan la factura del micrófono que pateó durante el partido ante Cruz Azul cuando hizo su coraje contra las decisiones del árbitro Peñaloza.
Memo Vázquez fue factor para que el volante uruguayo no se le fuera encima al silbante al medio tiempo, pero ni el técnico de Pumas pudo salvar el micrófono de ambiente que estaba a un lado de las bancas, el cual Britos mandó a volar de un buen patín. Tampoco al "gusano" que conduce a los vestidores, "víctima" de los puñetazos del jugador, y hasta los casilleros de los vestidores, que también se llevaron los manotazos del futbolista al medio tiempo y al final del juego.
Y eso que no lo expulsaron.
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