Se sigue debiendo lana Cada año repiten en la FMF que no habrá adeudos, que los afiliados son solventes y quién sabe cuántas cosas más, de cara al arranque de cada campaña.
Es como si conminaran a los clubes a ponerse al día con los atrasos más inmediatos, pero sin cortar el problema de fondo.
Pero en la división de ascenso, los atrasos siguen a la orden del día y la falta de pagos es algo común en varios frentes.
El caso del San Luis ya es un clásico. Han faltado los pagos de varias quincenas y, mientras unos salen a decir que la directiva ni la cara les da, a otros se les han tratado de dar varios adelantos a fin de que resuelvan problemas familiares...
Me dicen que Jacobo Payán ya prometió que hoy se regulariza con los pagos, esperando sacar la bronca adelante.
Mientras el técnico Raúl Arias sigue haciendo presión a su manera, tratando de quedar bien con jugadores y directiva, vaya usted a saber para qué, pues las comisiones que les dan a promotores y representantes no falla, ésa si llega puntual a los bolsillos de estos hombres, sobre todo a los del señor Lara.
Víctimas 'inocentes' No sé si la directiva de Cruz Azul imaginó que su ambición le permitiría golpear sin querer a uno de los enemigos más acérrimos del futbol mexicano: la reventa.
Como ya lo suponíamos, ser colero del Apertura no evitaría que los Cementeros subieran los precios de los boletos del partido contra Pumas, como ya lo habían hecho hace un año y en este torneo contra el América.
Lo que "supongo que no suponía" la dirigencia celeste es que la afición le daría la espalda al equipo peooor de lo que lo hizo ante el América, pues los huecos en el Estadio Azul el sábado pasado rozaron el nivel de vergüenza tratándose de un juego que se supone que es un Clásico.
Sin embargo, me mató de la risa ver que la zona con más butacas vacías fue la tribuna lateral oeste, justo la que tienen bajo su control ¿quién creen? Sí, los revendedores.
Afuera del estadio, a un costado de la Plaza México, estos señores trinaban del coraje minutos antes de que iniciara el juego. De sobra está decir que circulaban libremente entre los policías, que ni un dedo levantaban al verlos ofrecer las entradas. Lo diferente ahora es que nadie les compraba, porque los cerca de 550 pesos del precio "normal" de una de esas entradas ya era un insulto y peor los 600 que los informales pedían, además de que, para su infortunio, las taquillas seguían abiertas y ni por ahí se paraban las moscas, así que se les quedaron, le calculo yo, unos 5 mil boletitos.
De tal suerte que, con todo y la victoria sobre Pumas, en este pésimo torneo del Cruz Azul ya hay más damnificados, aunque, en este caso, discúlpenme si no siento pena alguna.
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