La Selección Mexicana inició ayer esa nueva etapa que según parece no durará mucho.
Al enfrentar a su nada similar representativo de Trinidad y Tobago, la escuadra tricolor cumplió (como pudo) con el primero de sus dos partidos de preparación de cara a su duelo más importante del año: el del próximo 10 de octubre ante el conjunto estadounidense, para dirimir quién va a la Copa Confederaciones del 2017 como representante de la concakafkiana zona.
Así inició, ante los trinitarios, esta "era Ferretti" previamente anunciada como muy corta.
Si algún provecho pudo sacársele a esta primera prueba, mucho mayor deberá ser el aprendizaje que arroje el enfrentamiento con la Selección Argentina el próximo martes.
Porque al margen del resultado de ayer, y del que se obtenga o sufra este martes, lo primordial para los tricolores será llegar al partido de octubre en las mejores condiciones posibles.
Sacarle cabal provecho a cada partido "amistoso", aunque en todos ellos esté en juego algo del prestigio del futbol mexicano, cualquiera que éste sea.
Ciertamente, en este efímero ciclo del Tuca no es muy amplio que digamos el margen de maniobra.
Si en circunstancias normales, por ejemplo, una de las tareas del técnico tricolor en turno es trabajar lo necesario para llevar a sus mejores jugadores al nivel óptimo, en las actuales lo que a Ferretti le corresponde es elegir a los futbolistas que ya estén más cerca de ese óptimo nivel.
Ante la imposibilidad de contar con el tiempo indispensable para obtener de cada jugador su mejor futbol, de cada futbolista su mejor juego, el flamante técnico tricolor deberá acertar en el diagnóstico y utilizar a los que de aquí a cinco semanas mayores probabilidades de éxito puedan proporcionarle en el partido con los estadounidenses.
Es decir, que con el reducido margen de maniobra se reduce también el espacio para el error... y más le vale no equivocarse.
¿Confirmará que es capaz aunque sea fugaz?
Lo sabremos el próximo mes.
gomezjunco@reforma.com Twitter: @rgomezjunco |