Si cada aficionado al futbol es un director técnico en potencia, también se erige en directivo cuando hay que nombrar a uno de ellos.
La elección del técnico nacional no se hará por mayoría de votos aunque reúne más interés que varios cargos de elección popular. Es una decisión que depende de un estudio que incluye un perfil buscado y una lista de candidatos disponibles.
Los nombres van y vienen.
El de Ricardo La Volpe parece ser el más sonoro. Caballo que alcanza, gana. Y el técnico de Chiapas, literalmente, empezó esta carrera desde muy atrás, al timón de un club modesto y casi anónimo como lo es Chiapas.
Jorge Vergara levanta la mano como primer opositor al bigotón personaje. Y aunque en cuestión de proyectos deportivos no sea quien tiene mayor autoridad moral en el medio, su opinión hace ruido: varios la escuchan porque tiene influencia y porque antes de su llegada a Chiapas, fue el último dueño que trabajó con el entrenador.
El perfil del que se habla tendría puntos excluyentes, además del de Vergara en la postulación de La Volpe. Su temperamento lo ha traicionado muchas veces y ha opacado su indudable capacidad como estratega.
Hay un nombre olvidado en la baraja que también tiene una trayectoria abundante, experiencia con la Selección y un comprobado control emocional en momentos críticos. Hoy comentarista, Manuel Lapuente tendría probablemente menos sombras de duda pese a que hace un tiempo no dirige.
Los conceptos no se olvidan y tampoco es una eternidad la que ha transcurrido sin su presencia en alguna banca. En su crítica, siempre respetuosa, se aprecia a alguien actualizado en los avatares de nuestro futbol y posee una figura respetada.
Siempre se ha dicho dispuesto para ofrecer una opinión y más aún para ser considerado.
Otro nombre, el de Víctor Manuel Vucetich, vive también en la oscuridad mediática. Se menciona, pero poco. A diferencia de La Volpe o Lapuente, su experiencia con el Tri es mínima, pero sus triunfos, evidentes casi por todo lugar donde haya estado.
Ricardo Ferretti, en cuyo expediente consta la declaración de que prefiere ser barrendero a técnico nacional, no parece tener el hambre y el deseo de levantar la mano.
Otro personaje que vive en Qatar ha sido eternamente desestimado pese a su amplia experiencia internacional. Bora ve los toros desde la barrera sin ser siquiera mencionado.
Este no es un concurso de popularidad, juventud o carisma.
Si se busca llenar un perfil, hay más gente que cumple requisitos.
¿Se estarán revisando a conciencia todos los que califican como candidatos?
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