Fue una semana que más que de jugadores se habló de directores técnicos. Pero no de sus logros sino, más bien, de sus miserias.
En los Panamericanos, los entrenadores de Uruguay, que le ganó a Brasil épicamente, festejaron como barras brava: uno, agarrándose los testículos, y el otro, con un corte de manga dirigido a sus rivales. En Europa, José Mourinho contestó unas supuestas críticas de la esposa de Rafael Benítez, el entrenador del Madrid, mandándola a que cuidara la dieta de su esposo. O sea: cállate que con la boca cerrada te ves más bonita.
Pero el top ten lo encabeza Miguel Herrera destituido del Tri por agredir físicamente a un periodista. En un país donde se fuga el narcotraficante más importante y a casi nadie destituyen, que ruede la cabeza del "Piojo" es como una luz de esperanza de que no todo está perdido. O, lo que es lo mismo, pan y circo.
Los entrenadores se la pasan poniendo reglas para ejercer su poder. Si, como parodia, los periodistas les pusieran las suyas les podrían ordenar.
1.- Siempre estar disponibles para contestar preguntas, no importa la hora ni circunstancia. Inclusive, si es para saber si cree en los OVNIS, o qué opina de la fuga del "Chapo" Guzmán.
2.- Que no hagan misterios con las alineaciones y que no usen a los medios para desconcertar al entrenador contrario.
3.- Que cuando el periodista le insinúe, después de 35 partidos sin ganar, que es "un tanto" necio con su planteo, no diga que el comentarista lo persigue.
4.- Que en las conferencias de prensa espere a que todos puedan hacer su pregunta y no vaya para cumplir. Contestar dos, tres, cuatro veces lo mismo, no debería hartarle pues podría dar una mejor respuesta cada vez. Eso es superación personal.
5.- Que no descargue su enojo (vaya a saber por qué) contra la figura del humilde representante de la prensa especializada. "A su hijo le diremos lo que es su padre. Usted es un sinvergüenza, un maleducado y encima es más tonto que un saco de piedras". (Rebuznos del español Javier Clemente, entrenador del Sporting de Gijón).
6.- Que reconozca el nombre de cada uno de los periodistas y fotógrafos que cubren la fuente. "Hola, Omar. ¿Qué tal Ana? ¿Ya se mejoró tu suegra? ¿Y los niños?" Seríamos todos una familia.
7.- Que dejen de protestarle al cuarto árbitro durante los partidos (¿alguna vez eso ha cambiado algo?).
8.- Que no diga cuando gana un torneo: "Es el mérito de los jugadores". O cuando pierda: "El responsable soy yo". O si le preguntan sobre su futuro: "Este no es el momento. Hay que disfrutar".
9.- Que no se dedique a colocar jugadores en cada equipo que va y a cobrar su "mordida". Y, menos, que participe en chanchullos con "cachirules", apuestas y amaños de partidos.
10.- Puede ser simpático, apasionado, dicharachero, pero que no sea como el "Piojo" Herrera.
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