Señoras y señores, hay quien opina que México perdió ayer una oportunidad en el futbol, en un deporte universal, en un torneo de muy bajo nivel como es la Copa Oro.
Cuando Panamá había sido mejor que México durante todo el partido y faltaban tres minutos para el final, el árbitro estadounidense Mark Geiger marcó un penalti que no era, y el capitán Andrés Guardado fue el encargado de ejecutar.
México es un país con mucha necesidad de darle una cara de honestidad al mundo, de un país serio, de un país que toma las cosas con buena voluntad, un país hospitalario, un país donde lamentablemente no pasan las cosas que han pasado en los últimos años.
El futbolista es un profesional en su deporte y le pagan por eso, por jugar, por meter goles. Es difícil que Guardado hubiera pensado en ese momento patear afuera el penal, como muestra de juego limpio de parte de México y darle una cachetada con guante blanco a la corrupción de la FIFA, a la corrupción de Concacaf y a la corrupción futbolística que existe en el futbol mexicano.
Era el momento de demostrar que hay limpieza en muchas cosas, pero bueno, tampoco Guardado tiene esa capacidad para hacerlo. Posiblemente se hubiera juntado con sus compañeros en el medio campo para preguntarles que hacer y tomar una decisión diferente, posiblemente.
O quizá desde la banca, pero tampoco. Miguel Herrera es un técnico que trabaja en la cancha, y fuera de la cancha es un tipo corriente, vulgar, un ex jugador de futbol, más o menos parecido a la mayoría de los ex jugadores de futbol que existen en México, algunos más preparados, otros menos preparados.
Que tampoco Herrera hubiera tomado la decisión, porque hubiera preguntado al de arriba, y el de arriba al de arriba y así sucesivamente.
Pero como en México la impunidad no se castiga, como en México se castigan otras cosas, pues a México le regalan un penalti, Panamá había jugado mejor con un hombre menos todo el partido, y todavía para rematar el árbitro le marca otro penal en contra que no era y le ganan el partido.
Y bueno, al final los panameños querían comerse al silbante, el árbitro estaba más pálido que la cal del área penal, afortunadamente no pasó a mayores, pues los panameños lograron tranquilizarse. Es un partido de futbol y no pasa absolutamente nada, llegar a una Final de Copa Oro no significa crecimiento futbolístico.
Al contrario, México ha sido alcanzado por países como Panamá, Jamaica, Trinidad y Tobago. Los caribeños han jugado bien al futbol, merecían algo más y no lo consiguieron.
México dejó pasar vía el futbol, una posibilidad histórica de mostrarse como un pueblo limpio y honesto ante el mundo, y sin embargo, salió del estadio de Atlanta por un túnel que le construyó el árbitro en el juego ante Panamá.
Es una pena, cómo escapan los grandes capos en México, por un túnel.
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