La Selección Mexicana goleó sin dificultad alguna a su "similar" de Cuba, y probablemente lo mismo hará con guatemaltecos y trinitarios.

En realidad, para los tricolores la verdadera Copa Oro iniciará en la siguiente fase, en esos Cuartos de Final en que podrían toparse con algún adversario capaz de oponerles resistencia.

Por lo pronto, en el arranque del torneo ha quedado plena constancia de lo concakafkiano del mismo.

Bajo nivel futbolístico en una competencia que cuenta con más sedes que equipos, con algunos de ellos conformados por jugadores que ni futbolistas parecen, con participantes incompletos por falta de papeles, como si tres días antes les hubieran avisado que les tocaba participar.

Aquí le toca competir al futbol mexicano, en esta zona que al mismísimo Franz Kafka le ofrecería material de sobra para escribir sus novelas si volviera a nacer y se decidiera a realizar la debida metamorfosis literario-futbolera.

Claro que también en otros balompédicos lares suceden cosas que en literatura serían magnífico alimento para el Realismo Mágico, y para muestra están las recurrentes mafufadas de la FIFA y sus "clasificaciones".

1.- Argentina, 3.- Bélgica, 4.- Colombia, 7.- Portugal, 10.- Gales, 19.- Argelia, 22.- Francia, 34.- Estados Unidos, 40.- México, 41.- Costa Rica, 46.- Perú, 56.- Paraguay, 67.- Noruega...

Sólo por mencionar las más obvias incongruencias, con equipos ubicados evidentemente mucho más arriba o mucho más abajo de lo que en realidad les corresponde.

En el caso de las "potencias" de la Concacaf, por ejemplo, a pesar de los pesares arriba de ellas sólo podrían ubicarse máximo 15 europeos, 7 sudamericanos y 3 africanos, lo que dejaría un lugar 26 como sitio más bajo posible, y no el 34, el 40 y 41 que los "afifiados" les otorgan ahora.

Por eso deben tomarse como lo que son, como broma, esas absurdas "clasificaciones"; y ante ellas a todos los integrantes del futbol mexicano solamente les queda resignarse, trabajar y sonreír.

Después de todo, y al fin y al cabo, en términos futboleros así y ahí nos tocó vivir... entre "concakafkianos" y "fifadas".

 
 
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