A veces uno se levanta y prende la cafetera. Sin más, el botón no funciona.
Nadie lo tocó, no hubo mano humana que se prepararse un capuchino o un expreso con doble carga que descompusiera el mecanismo. Pero una mañana, inexplicablemente, nuestra gran aliada para espantar el sueño del todo, nos dejó tirados sin dejar al menos un mensaje con la explicación.
También pasa a veces lo contrario.
Ese aparato que estamos a punto de tirar a la basura porque ya no sirve, antes de aterrizar en el cesto hace como que tose. Nos hace voltear. Activamos el interruptor. Y vuelve a funcionar mejor que cuando era nuevo.
El futbol lo no lo juegan máquinas, sino hombres. Y con mayor razón que a una de ellas, de repente amanece con la noticia de que sin tocarlo, un equipo que tenía un comportamiento ejemplar se viene abajo sin remedio.
Y entonces, una defensa que se cuenta entre las mejores, recibe tres goles en casa de una de las delanteras que más ha fallado en el torneo de la manera más inocente.
Y un equipo cuyo técnico dijo faltando cinco fechas para terminar el torneo que tenían que jugar una Final cada fin de semana, ha celebrado nueve y ya está en la Final.
Y unas Chivas que se hicieron respetar en casa todo el torneo, fueron sometidas tan cruelmente que faltando veinte minutos para el final, vieron cómo se les empezaba a vaciar el estadio.
Denominador común: a equipos que les amenazó el descenso todo el torneo, consiguieron la salvación aritmética y perdieron fuerza.
Veracruz, tras la goliza al América de cuatro a cero, sólo ganó un partido más en los últimos ocho. Chivas, al amarrar permanencia, tuvo idéntico saldo.
Xolos no estaba metido en el fuego pero tras alegrar 10 fechas de la campaña, en sus últimos seis partidos acumuló cinco derrotas y un empate: no volvió a ganar.
Los dos finalistas de la campaña pelearán el título tras haber tenido que esperar los últimos resultados del domingo para saber si entraban o no a la Liguilla. Y es evidente lo que lograron en ella: lo suficiente para llegar, avalando una tendencia inversa a los que quedaron fuera. Ascendente, firme, y casi inexplicable.
Necaxa perdió la Final de vuelta por el ascenso tras empatar en su visita a Culiacán. Seguramente la explicación es diferente porque el de la inercia ascendente era Dorados. Pero es verdad que las cosas le favorecían al cerrar en casa sin derrota en la ida.
Vaivenes físicos, emocionales, futbolísticos y de cualquier índole.
A veces las cosas cambian sin avisar.
Algunas cafeteras ya no prendieron el fin de semana.
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