Los independientes se quejan de que la balanza electoral está inclinada. Que la falta de transparencia atenta en contra de un proceso democrático limpio que la institución se merece. Critican que la ausencia de un debate donde se establezcan las plataformas de cada candidato no contribuye a darle credibilidad a la elección. Es más, el jueves fue día de renuncias y de alianzas con el candidato que parece ser el único que puede hacerle sombra al oficialismo.
Aunque lo que parezca, no estoy describiendo el panorama político electoral en el que está actualmente enfrascado gran parte de México. Se trata del preámbulo de la "elección" del presidente de la FIFA, el próximo viernes.
Como en la vieja tonadilla infantil, después de cinco aspirantes a batirse con Josep Blatter sólo quedó uno. El príncipe jordano Ali bin Al-Hussein, relegado del trono hachemita por intrigas cortesanas y dinásticas, busca a sus 39 años conquistar el reino del futbol en manos del suizo que le dobla la edad.
Después de dedicarse a la lucha libre se involucró en el mundo del futbol buscando el protagonismo que ya no iba a tener en el mundo de la monarquía.
Como presidente de la Federación Jordana de Futbol, donde lleva su reinado particular de 16 años, apoyó el levantamiento de la medida que obligaba a las mujeres a jugar al futbol usando el velo islámico. También fue el principal impulsor de la Federación de Asia Occidental, de 13 países, una subdivisión de la Federación Asiática.
Justamente cuando lanzó su candidatura a la FIFA, el mandamás de esta federación, Salman Al Khalifa, se encargó de dejar claro que estaban a favor de Blatter y que la iniciativa del Príncipe carecía del respaldo de la totalidad de los 46 países miembros.
Al-Hussein se hizo el sordo y siguió construyendo sus alianzas. Ha logrado el respaldo de la UEFA y que uno de los candidatos, el holandés Michael van Praag, se uniera a su campaña. El otro pretendiente, Luis Figo, retiró sus pretensiones sin apoyarle abiertamente y criticando el proceso de elección. "¿Alguien piensa que es normal que una elección para una de las organizaciones más importantes del planeta puede hacerse sin un debate público?". "Este proceso es cualquier cosa menos una elección", dijo el portugués.
Por lo menos en el discurso, el Príncipe no se rinde. "Aunque exista en la FIFA una cultura de la intimidación, es obvio que el voto es secreto y que si hay 'Fair Play' las cosas pueden ir en la dirección correcta", ha dicho.
Pareciera que la misma ilusión deportiva que tuvo cuando Jordania se clasificó al Repechaje contra Uruguay para el Mundial de Brasil es la que contagia ahora su aspiración política.
En el primer partido, jugando como local, su Selección encajó cinco goles.
En su cancha, Zúrich, el rey Blatter espera su quinta coronación.
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