Lo que sucedió el pasado sábado aquí en Aguascalientes fue de gente grande, de torero adulto.
Hace apenas dos semanas hablamos aquí del crecimiento que está teniendo Joselito Adame en su tauromaquia.
El comentario vino consecuencia de una torerísima actuación en Sevilla.
Y ahora lo confirmó aquí en México, en su tierra, donde sucedió lo que muchos pusieron en duda: la consolidación de Adame como una joven figura mexicana.
Hace 10 días Joselito, con esa sencillez que ha sido fundamental para este crecimiento, decía que le habían informado que estaba el boletaje vendido a un 80 por ciento para su encerrona del sábado, lo que era ya una gran noticia.
Pero ver la plaza abarrotada cuando inició la corrida fue el primer gran triunfo de Adame.
Hacía 33 años que no se daba una encerrona de un torero en Aguascalientes. Muchos de los aficionados que ahí estuvieron ni siquiera habían nacido cuando Curro Rivera realizó esa hazaña y por partida doble, pues actuó en solitario ¡dos veces en un día!
Bien, pues luego del espectacular llenazo que no será más que el de José Tomás pasado mañana, simplemente porque la capacidad de la plaza es una y estaba a su máxima expresión, vino el segundo triunfo de Adame.
Y no por haber cortado dos orejas y salido en hombros, no. Sino por la solvencia técnica, física y torera del diestro aguascalentense quien la semana entrante toreará en Madrid.
En todos los toros salió sin reservas. Aún después de que le negaron la oreja del noble toro de Montecristo que abrió la tarde, la gran faena al buen toro de Begoña que le valió un apéndice, pese a un pinchazo, la otra que le arrancó al del Junco, quinto de la tarde, se fue el hombre a la puerta de toriles a recibir al sexto que le dio un fuerte revolcón y que a punto estuvo de no permitirle concluir con la hazaña.
Así de esos tamaños estuvo Joselito, variado, entregado, emocionante y emocionado. Además todo se lo hizo a seis toros hechos y derechos.
En fin, después del sábado, para aquellos que lo dudaban, Joselito es el señor Adame.
DE FERIA Y alrededor del suceso de José en San Marcos ha habido importantes, pero sobre todo halagüeñas actuaciones.
La firmeza de "El Payo" que anda en un momentazo que seguramente se alargará hasta Madrid; la buena actitud y esperanzadora de un joven que tomó la alternativa como Diego Sánchez y que estuvo solvente; la personalidad y valor de Leo Valadez, un interesante novillero.
Ni qué decir el triunfo rotundo de Arturo Macías, que está toreando mejor que nunca con esa madurez y el asentamiento de su toreo sin dejar de lado su esencia de variedad y entrega.
Mención aparte merece el faenón de Alejandro Talavante, temple, sentimiento, imaginación y, sobre todo arte. Una de esas bellas obras que no se dan todos los días y que le dan grandeza a la fiesta.
Vamos por la segunda parte.
guillermo.leal@reforma.com Twitter: @memo_leal2009 |