Este fin de semana no fue el mejor para quienes han rentado el penthouse de la Liga durante casi todo el torneo.
Xolos de Tijuana hilvanó su tercera derrota y el Veracruz no pudo vencer en casa al rival mas débil que le podía ofrendar el calendario: Monarcas Morelia.
Es difícil mantener el ritmo durante todo un torneo -así sea corto- por diferentes motivos. Uno es el de la propia competencia, en la que los demás también juegan y mejoran.
A cuatro jornadas del final, la diferencia entre el primero y el octavo es de solamente cinco puntos, y detrás de ellos hay un bloque de otros siete equipos a tiro de piedra de la línea de clasificación y con dos unidades de distancia entre ellos.
Una de las virtudes del torneo mexicano es el de la incertidumbre que mantiene casi hasta el final y no únicamente por la existencia de la Liguilla, sino por el suspenso que rodea el casting del elenco que ha de integrarla al término de las 17 jornadas. Faltado menos de la cuarta parte de la campaña, no hay nada casi para nadie.
La competitividad del torneo observa dentro de esta lucha palmo a palmo a un nuevo líder: las Chivas sacaron otra vez puntos a sangre y fuego -como el de Puebla, el de Cruz Azul, al Querétaro en Copa, al Atlas por el penal detenido en reposición, ahora al León sobre el tiempo- para reafirmar que ha recobrado una personalidad que se le extravió durante casi tres años.
El Guadalajara, que la próxima semana disputará en Puebla la Final de Copa, aparece en el punto más alto de la tabla con números indiscutibles: sólo ha perdido tres partidos, su defensiva es la mejor junto con la de Cruz Azul y pese a que su ataque dista de los más fuertes porque sólo cuatro equipos han marcado menos goles que los rojiblancos, una sana diferencia de goles de más seis entregan la radiografía completa.
En los dos años anteriores a la actual campaña -Clausura 2013 a Apertura 2014- Chivas sumó 13 victorias. Hoy, a cuatro fechas del final ha ganado siete partidos.
El Guadalajara no empezó a correr porque quería ganar la carrera, sino porque las fieras del descenso venían persiguiéndole. Ser líder es la consecuencia de una fuga obligada.
Para salvarse falta poco, para clasificar a la Liguilla, también.
La visita a Xolos, otro habitante de las alturas de la tabla y luego el Clásico contra el América serán la piedra de toque definitivo para las Chivas.
Néstor de la Torre ha puesto las cosas en orden, Chepo ha resurgido tras aquella terrible eliminatoria y el propio Jorge Vergara, por fin, ve continuidad deportiva en la parte crucial de su accidentada gestión.
Chivas ilumina el campeonato después de tanta oscuridad.
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