Cada vez que la Selección inicia un ciclo mundialista, en el fondo de los corazones futboleros surge la misma y reiterada pregunta: ¿será que esta vez podremos llegar a la cita máxima con un equipo que salte del papel de promesa a ser el ganador del famoso cuarto partido?
Los argumentos para por lo menos intentarlo sin estar condicionados al tiempo que transcurre porque con eso no se gana jerarquía. Se avanza con futbolistas de más calidad, decisiones más acertadas desde la banca, y un componente de fortuna que suele estar con los equipos importantes.
Los duelos contra Ecuador del sábado y frente a Paraguay el martes ofrecen muy buenas interrogantes.
Una de ellas, el propio nivel que pueda mantener como equipo una serie de jugadores que han corrido con distinta suerte en su estancia fuera del País. Los lamentos del "Chícharo", los minutos a cuentagotas en las piernas de Raúl Alonso Jiménez, el reloj en cero para Guillermo Ochoa en la Liga española y Diego Reyes en la portuguesa...
El contraste con un Guardado recuperado y rutilante, Herrera súper estrella en Portugal, Héctor Moreno que ha regresado felizmente a las canchas y una serie de convocados locales que levantan la mano para reconfirmar su aporte o para recibir la primera oportunidad de pelear un lugar en el doble Tri que se alista para su aventura veraniega.
También despierta la curiosidad saber cómo se comporta la Selección contra jugadores conocidos porque actúan en la Liga. Con su legión extranjera, ecuatorianos y paraguayos tienen una prueba relativa, pero sugerente al fin: algunos de sus jugadores tienen la misión de hacer mejor nuestro torneo y enfrentarse al Tricolor ofrecerá sugerencias de calidad instalada.
La nueva presentación del Tri, pues, resulta agradable para el aficionado que tiene tiempo de no verle con frecuencia. La resaca posterior al Mundial fue eso y ahora retoma compromisos que dan camino a competencias oficiales.
Para Miguel Herrera empieza una larga prueba que varios no han superado. Su llegada al Tri poco antes de la Repesca contra Nueva Zelanda le permitió hacer un viaje fast-track a la Copa del Mundo, pero ahora tiene por delante el maratón completo, con los riesgos que eso supone. El deseo es que así como él tuvo que suceder a alguien a la mitad del río, no ocurra lo mismo y por lo menos Rusia vea en sus banquillos al "Piojo".
Las apuestas en general son favorables a Miguel, aunque algunas voces de dentro y fuera del futbol tienen sus dudas. Normal, porque la historia siempre deja huella y ésta no ha sido buena.
¿Dará la Selección el salto de calidad? La cocina está lista para hornear.
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