Predicador de exportación Pues me enteré de que ahora que está en Europa para aumentar sus conocimientos como director técnico, el ex árbitro Marco Antonio Rodríguez no se despegó de su credo religioso y se aventuró a realizar una predicación en una plaza pública de Madrid.
El "Chiqui" fue así parte de un movimiento conocido como "Red Box", un concepto cristiano que nació en Estados Unidos y que se sigue mucho en países como Inglaterra.
Se trata de que aquel fiel creyente con cierta preparación religiosa, como el caso de Rodríguez, quien es pastor en México, se suba a una especie de caja roja, como el nombre lo indica y trate de enviar un mensaje a la gente que pase por el lugar.
Este concepto de la "Red Box" es para hacer referencia a los predicadores de la antigüedad, allá en la época de los hebreos, que se paraban en las esquinas y plazas a llevar el mensaje religioso.
Así que el "Chiqui" le entró al asunto, fiel a su causa, y se puso a predicar en plena calle madrileña.
El poder de Hérculez Harto de que le cuestionen por qué juega tan poquito en el exitoso Puebla del Clausura 2015, el estadounidense Hérculez Gómez mandó a los chicos de las grabadoras a la oficina del técnico del equipo para que le pregunten a él los motivos...
No sé si el delantero le tiene mucha fe a su nombre, pero alguien debería advertirle que José Guadalupe Cruz no se arruga cuando sus jugadores se le ponen al brinco y, si no, que le pregunten a Jorge Villalpando -quien casi se le va a los trancazos al "Profe" después de que lo sacó de un partido de la Libertadores de 2011 con Jaguares-, a quien, por cierto, Gómez conoce muy bien.
¿Para qué tantos?
La semana pasada les platicaba de la brevedad de la reunión entre las barras del América y de Pumas el jueves 19 de febrero en el Palacio de Gobierno Capitalino, previo al partido de aquel domingo en CU.
Bueno, pues me enteré de que no sólo fue extraño el poco tiempo que estuvieron reunidos los hinchas para pactar la no violencia, sino también la manera en como llegaron.
Mientras en estas citas acostumbran intervenir sólo los líderes de las barras, a lo mucho 10 integrantes de cada bando, aquel día llevaron hasta al perico. Al lugar se presentaron cerca de 50 barristas azulcremas y casi 30 auriazules, lo que en lugar de favorecer la negociación fue ingrediente inflamable para generar un roce entre las porras.
Después de ahogado el niño tras la trifulca que dejó un herido y cuatro detenidos, no ha faltado quien, entre los que saben de este tipo de reuniones, se atreva a pensar que ambos grupos sabían que esa mañana la negociación era lo de menos, y por eso le pusieron músculo al asunto. Ustedes, ¿qué creen?
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