No mates mi pasión... te lo digo a ti que eres parte directa o, como yo, indirecta del futbol, de NUESTRO futbol.
Ustedes me han pedido que participe, que asista, que compre, que apoye, que crea... y así lo he hecho a pesar de sus errores, que bien podrían ser suficientes para matar mi pasión si tuviera menos de nobleza.
No mates mi pasión desde la cancha, donde tantos millones quisimos estar y tu lo vives a diario. No la mates con engaños, con agresiones ni conformismos. Porque tu, como actor principal de este JUEGO eres mi ejemplo de superación, de excelencia, de combatividad y del talento que no tuve pero que en ti reflejo.
Tu creaste mi pasión por el futbol, por NUESTRO futbol, solo te pido que la conserves.
No mates mi pasión desde tu comportamiento fuera de la cancha, ya que espero ver en ti un futbolista integral. Sí, porque mis padres, mis hermanos y mis hijos te observan. Queremos escucharte de manera amable, verte de manera sencilla, saberte formal y conocerte humilde. Somos complementarios: ustedes son la parte medular de nuestra pasión y gracias a nosotros se mide tu popularidad que, al fin y al cabo, genera recursos para ti (no para nosotros).
No mates mi pasión desde los medios de comunicación, porque a través de ustedes asimilamos el futbol, a través de sus ojos lo vemos y a través de su voz lo recreamos. La opinión de ustedes, en la mayoría de los casos, se convierte en nuestra opinión.
No mates mi pasión desde tu análisis frívolo y desde la soberbia que te produce haber sido parte del futbol profesional. La mayoría no tuvimos ese privilegio pero tenemos, al igual que tú, la capacidad de observar, opinar, discutir y compartir.
No mates mi pasión desde la tribuna porque no te pertenece, porque no es el lugar para descargar tus frustraciones ni para localizar la victoria que la vida laboral o social te niega. NUESTRO futbol es familiar, debemos sentirnos orgullosos de ello y conservarlo. La intolerancia, la violencia y la incapacidad de convivir no son parte de este bello deporte. Ninguno de nosotros ha llegado a ser alguien por su protagonismo e intimidación desde las masas y la agresión disfrazada de anonimato.
No mates mi pasión desde la voracidad comercial porque sí, me interesa consumir, pero no me es más importante que el juego mismo. No me engañes, no excedas tus ataques publicitarios.
No mates mi pasión desde el arbitraje con tu mala preparación, con tus criterios incongruentes y con el nivel muy por debajo de NUESTRO futbol. Dentro de mi pasión van incluidas las figuras del arbitraje, no dejes de producirlas.
Esta vez me corresponde pedirte a ti, que eres parte directa o indirecta del futbol, de NUESTRO futbol, algo que no debe ser muy difícil de complacer y que al final te conviene: por favor, no mates mi pasión.
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