Un jugador de futbol de la Liga española fue procesado por la justicia por violencia de género. Le acusan de cuatro delitos de maltrato en perjuicio de su ex esposa.
El fin de semana los fanáticos radicales del Betis, equipo que defiende el acusado Rubén Castro, irrumpieron con cánticos que ofendían a la mujer violentada, durante un partido. "Rubén Castro alé, Rubén Castro alé, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien".
Las autoridades sevillanas condenaron el comportamiento en el Benito Villamarín porque justifican la violencia machista y propusieron una clausura parcial del estadio.
El miércoles la televisión registró el altercado al borde de la cancha entre los técnicos del Bayer Leverkusen y el Atlético de Madrid. Roger Schmidt reclamó lo que consideró una presión desmedida a los árbitros y el ayudante técnico madrileño, Germán Burgos, le salió al cruce diciéndole "puto", entre otras palabras. Diego Simeone no se quedó atrás y, según las acusaciones, también se sumó al coro homofóbico.
En el estadio alemán, los parciales más radicales colgaron una gran manta que decía "Lanzadores de botellas, asesino, hijos de puta, Frente". La dedicatoria era para los ultras del Atlético a quienes les acusaban de arrojar botellas en 2006, al entonces guardavallas del Sevilla, Andrés Palop, quien fue jugador del club alemán.
Este jueves en Holanda, en un partido por la Europa League un plátano gigante de plástico fue arrojado a la cancha del Feyenoord. La ofensa racista tenía dedicatoria, era para el marfileño Gervinho de la Roma. La mejor venganza para el jugador fue el haber hecho el gol que eliminó a los locales.
La semana pasada, después de que el Chelsea empató de visita contra el PSG, varios aficionados ingleses atacaron en el metro parisino a de partidarios del club local. Lo hicieron con cánticos racistas. Mañana, en Wembley, se enfrentan el Tottenham y el Chelsea, por la Final de la Capital One. Los ultras blues tienen una historia de cánticos en contra de los orígenes judíos del Tottenham. Por lo menos 100 agentes encubiertos estarán cazando a transgresores.
Lo novedoso es que se ha habilitado una "hotline" para que los aficionados denuncien a los autores de los insultos. Además, los exhortan a grabar en video a los violentos. Las instrucciones estarán bien claras en la parte de atrás de los boletos.
No estaría mal que alguna empresa de telefonía mexicana se animara a imprimir su "hotline" para denunciar a los que gritan "puuuuuuuuto" desde las tribunas.
Llamadas no le deberían de faltar, aunque es cierto, no estamos en Londres.
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