Una vez que la ilusión tuvo su primer encuentro con la realidad, en el Universitario de Nuevo León, por ejemplo, ambos contendientes terminaron exhibiendo un espectáculo tan gélido y obscuro como las condiciones climatológicas en las que se jugó.
Que la lluvia, que las ausencias, que la pretemporada o todo lo que usted me quiera decir, pero en apego a lo que ofrecieron, tampoco podemos sacar del contexto el abuso por parte de los locales del toque intrascendente.
A diferencia del torneo pasado, el ADN felino volvió a provocar que sus volantes apenas y se mostraran en ataque. El equipo olvidó como trazar pelotas al espacio.
Optaron por guardar el balón y sólo en contadas ocasiones lo aceleraron. La tribuna no disfrutó del vértigo hasta que apareció el regiomontano Luis Genaro Castillo que, a diferencia de Gerardo Lugo -fingido extremo izquierdo- antepuso sus juveniles urgencias sobre la pausa.
Posiblemente lo más justo hubiera sido que Castillo marcara su primer gol en la Liga, para que luego, Brambila empatara el encuentro. Pero como la "justicia" y menos el "hubiera" coexisten con el futbol, los Zorros de Boy, con apenas el 37 por ciento de posesión y sólo 251 pases acertados, se llevaron los tres puntos.
Aunque sólo contamos con 90 minutos para medir las posibilidades, me atrevo a afirmar que la amplia plantilla de Tigres sólo tendrá una cuota aceptable de gol, si en la Liga como en la Libertadores, están en la cancha Dueñas, Torres, Damián, Guerrón y Sobis.
Pero a diferencia de Tigres que perfectamente tiene definida su idea, del otro lado de la Ciudad, a los Rayados de Carlos Barra aún les falta precisar la forma en la que se juega, el por qué se juega, cuándo se juega y dónde se juega.
El partido contra los Leones Negros fue una ensalada de esfuerzos individuales, carente de conceptos colectivos.
Hasta donde entiendo, la misión de Barra como entrenador es la de crear cultura táctica. Darle información al jugador para ayudarlo a interpretar las situaciones. Darle una razón para hacer las cosas. Luego, el jugador elegirá que hacer.
Pero, ¿el Monterrey pretende jugar futbol de posesión? ¿Ataca con balones largos recuperando el rebote en campo rival? ¿Quiere jugar con extremos volantes? ¿Con interiores y extremos? ¿Su equipo consigue superioridad en posiciones claves? ¿Generar espacios? En lo personal, aún no lo descifro.
Y aunque podríamos excusarlo por le poco tiempo que lleva trabajando con los recién llegados, ayer básicamente inició con nueve elementos que ya ha tenido a su cargo por más de ocho meses. ¿No cree usted?
PD: Si Carlos Barra representa una idea, ¿hasta que punto los directivos la aguantaran como propia?
Lo escrito, escrito está.
@castillejos_m castillejos@elnorte.com |