Tregua de Navidad Quién lo diría, pero el futbol brindó paz en plena Primera Guerra Mundial; efímera sí, pero paz al fin.
Muchos se preguntarán de qué les estoy hablando, déjenme los pongo en contexto. En 1914, la nobleza de la pelota fue clave para que los soldados alemanes y británicos se olvidaran un poco de los crudos sonidos de las armas y le dieran libertad al espíritu de niños.
Imagínense, soldados rudos y acostumbrados a matar, inspirados por la Nochebuena, compartiendo bebida y cigarrillos... y, por supuesto, unos cuantos peloteos.
Ese episodio ocurrió en Ypres, Bélgica. En medio de la nada, donde la guerra imperaba y el odio se imponía, lo impredecible se hizo realidad. Surgido de la nada -según las cartas de los mismos soldados-, hubo un oasis de armonía, las trincheras fueron abandonadas y en tierra de nadie se encontraron almas que tan sólo días antes se estaban disparando.
CÁNTICOS DE PAZ "Ellos no querían la guerra, nosotros no queríamos la guerra. Podíamos haber acabado todo ahí", recordó Alfred Anderson para la BBC en el 2004.
Bien dicen que las mejores cosas en la vida no se planean. Con temperaturas bajo cero, la nostalgia a flor de piel por estar lejos de sus hogares, la consigna de luchar sin tener certeza de los motivos; en ese escenario, fueron entonados unos cánticos desde las barricadas de los alemanes. El espíritu navideño había doblado a aquellos guerreros.
Instantes después hubo respuesta cuando, desde las trincheras de los británicos y en su idioma, respondieron los villancicos. Algo insólito aún más estaba por llegar.
Algunos soldados se atrevieron a salir a la "tierra de nadie", con el temor de morir por una bala certera del enemigo. Pasos lentos, pero históricos, hasta que de repente parados con incertidumbre de sobra comenzaron a compartir algunos objetos personales como fotos familiares. Unos bebían whisky, otros fumaban cigarrillos.
Y como siempre, no faltó el aficionado al futbol que traía un balón, lo sacó y comenzó el jolgorio.
Algunos historiadores aseguran que no fueron partidos, sino sólo algunos peloteos por aquí y por allá; el hecho es que la pelota sirvió para aliviar la cruenta animadversión por unas cuantas horas.
En medio de la tregua, ambos frentes permitieron la búsqueda de los soldados caídos producto de los enfrentamientos anteriores para su sepultura. El honor y el respeto se hizo presente, sin que nadie lo hubiese proyectado.
LOS TESTIGOS Si bien fue un acontecimiento que carece de mucha precisión, las cartas de los soldados que fueron enviadas días posteriores al hecho, le dan crédito y valor.
"Recuerdo el silencio, el misterioso silencio", recordó Anderson, refiriéndose al momento en el que dejaron a un lado las armas para salir a la nada.
"Durante dos meses, lo único que había escuchado eran bombazos, disparos y voces alemanas en la distancia".
Más que estar presente en la Primera Guerra Mundial, el hecho que para muchos marcó su vida fue esa Nochebuena en la que, sin pensarlo, le dieron vida a la Tregua de Navidad.
"Como todas las Navidades, dedicaré una parte de mis pensamientos a aquello. Y recordaré a mis amigos que nunca lograron volver a casa", añadió el británico.
La magia del futbol pasó a la historia en uno de los episodios más fríos y más homicidas en la historia de la humanidad.
"Un partido de futbol ... jugado entre ellos y nosotros frente a la trinchera. Había una multitud entre las trincheras. Alguien sacó una pequeña pelota de goma, así que por supuesto empezó un partido de futbol", escribió en su diario el teniente británico Charles Brockbank.
Aunque el resultado es lo que menos importa, resulta anecdótico que los ingleses ganaron 3-2 el partido que se organizó justo en el campo de batalla.
En la actualidad, la UEFA le dedicó un monumento al hecho histórico; además, se han creado campañas publicitarias con gran éxito -sobre todo en los mercados europeos- y hasta videojuegos en los cuales los soldados se disparan con balas de nieve.
La memoria es no sólo para recordar, sino para tomar ejemplo del alcance que puede llegar a tener el espíritu deportivo, ése que va más allá de las diferencias raciales, sociales e ideológicas.
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