Conocida es la expresión: "El hombre aprende de sus tropiezos". Aunque echando mano de otra de ellas: "El ser humano es el único ser capaz de tropezar dos veces con la misma piedra", en términos generales sí que se puede sacar raja de los frentazos.
El Mundial de Clubes no nos permite comprobar el primer dicho, pero sí hacer más presente el segundo. Cada participación mexicana es un golpe al prestigio.
Primero fue el América, antier el Pachuca, ayer el Monterrey y hoy el Cruz Azul. De todos ellos juntos no alcanzamos una sola experiencia razonablemente grata a los lugares que visitaron en el marco del, para nosotros tristemente, célebre torneo.
La Máquina se alimentó de sueños infundados: ¿Por qué el lugar 13 de la tabla exhibiendo un pobre futbol en muchas de sus últimas semanas, iba a tener un cambio dramático para ofrecer lo que en el semestre no le vimos?
El empate agónico en su primer partido que termina ganando en tiempo extra era una luz de alivio. Pero lo de el Real Madrid fue infausto y el partido por el tercer lugar, un nuevo golpe de realidad.
Los clubes europeos, generalmente vencedores del Mundial de Clubes, resultan ser muy superiores a todos los demás. Incluyendo a los sudamericanos que, salvo alguna excepción, pretenden ganarles con marrullerías, antifutbol y pecados tales que podrían hacer reflexionar al Papa Francisco que es mejor cambiar de equipo.
Las distancias están claramente establecidas. El futbol mexicano -y el de la Concacaf en términos generales- no aprende de las felpas de sufren ante el Madrid o el Barcelona en turno, porque tal cantidad de moretones no permiten ni abrir los ojos para ver qué sucedió.
Dos revelaciones echas por Agustín Manzo durante la estancia cementera en Marruecos nos confunden respecto a la actualidad del equipo. Cuando se le pregunta por qué La Máquina no se refuerza como lo está haciendo el América, dice con sinceridad que se agradece la rotunda verdad: en la Noria ya no se gasta como hasta hace algunos años se podía.
Tal confirmación no explica totalmente por qué cada temporada existe un alto porcentaje de fracasos en los refuerzos contratados. Los nombres que registró el Cruz Azul para dejarlos ir a los seis meses o cuando mucho al año son olvidados por cualquier memorista, dado lo poco que entregaron.
Otra noticia, la llega de Roque Santa Cruz hace abrir la ilusión porque después de mucho tiempo el Cruz Azul tendrá en sus filas a un jugador de renombre internacional.
Mientras rinda lo que de él se espera y no deje en ascuas a su afición y directiva como lo está haciendo Ronaldinho en los Gallos Blancos, puede ser la mejor noticia en años para una afición cansada de esperar.
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