Faltando sólo 180 minutos para coronar al campeón, los exigentes críticos siguen aguardando la espectacularidad que tradicionalmente nos ofrecía la Liguilla.
El Apertura 2014 ya se caracterizó por la falta de emociones. El experimento del gol de visitante, lejos de aderezar los "Playoffs", terminó agriando aún más lo que vimos en 17 jornadas.
De la noche a la mañana, los supuestos grandes equipos mexicanos se volvieron completamente comunes. Y esa igualdad de posibilidades donde cualquiera le gana a cualquiera, y no necesariamente porque cualquiera juegue bien, tristemente contrasta con la oferta que hoy nos llega de Europa.
Urge que alguien les avise a nuestros jugadores y entrenadores que la Liga MX ya tiene tiempo compartiendo horas de contenidos visuales (en gadgets y televisores), con el Real Madrid, Barcelona, Chelsea, Bayern Munich y compañía.
Decía Samuel Walton (fundador de las tiendas Walmart) que su secreto fue siempre darle al cliente lo que quería y un poco más. En este sentido, nuestro balompié cada día se aleja de satisfacer al mercado.
Y aunque en México nunca tendremos a los Cristianos y Messis, yo pregunto: ¿Por qué el América, Tigres, Monterrey o incluso Toluca no son el Real Madrid o Barcelona de esta Liga?
O que alguien me explique: ¿Por qué los Pumas, sin comprar un solo jugador y con escueto presupuesto, le juegan a la par en Liga y Liguilla a un América que invirtió en 13 jugadores, donde la sola ficha de Oribe Peralta costó 14 millones de dólares?
Entre la inminente salida de Mohamed y la continuidad de Carlos Barra hay similitudes, pero una notable discrepancia, porque por un lado ambos entrenadores cumplieron con creces con 31 y 27 puntos, se mantuvieron en los primeros lugares y avanzaron a la Liguilla.
Antes, con esto bastaba para prolongar la relación laboral y hasta el estatus de ídolo a veces alcanzaban. Pero, tristemente, ambos no cumplieron en el agrado de la gente. Y ahí es donde nace la nueva intriga: ¿Ahora con el ganar no basta?
En los programas de TDN, Víctor Manuel Vucetich se ha cansado de manifestar su conclusión: "la gente no entiende". Y ése es el principal problema de quienes forman la autócrata guardia del balompié mexicano, cuando evidentemente son ellos quienes no entienden a la gente.
Si aterrizamos esta postura, equivaldría al del cómico que después de contar el chiste y no escuchar risas sale con un: "es que ustedes no me entendieron".
De repente, el futbol emigró a la industria del espectáculo, con la inesperada sorpresa de que ahora el ganar sólo es una variable más del "ÉXITO". ¿No cree usted?
Que gane el mejor, porque no siempre el que gana lo es.
PD: "Las expectativas altas son la llave para alcanzarlo todo". Sam Walton.
Lo escrito, escrito está.
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