Señoras y señores, una vez más la violencia inunda al futbol.
Este fin de semana se produjeron actos de violencia muy fuertes tanto en la Liga de España como en la de México.
Dos aficiones se citaron tres horas antes del partido afuera del estadio para pegarse de golpes con tubos, cuchillos, piedras y todo lo que encontraron a su alcance, sin que la Policía se enterara, y se citaron por las redes sociales, eso lo vuelve más poderoso que la televisión y que otro medio de comunicación. El Deportivo La Coruña y el Atlético de Madrid hicieron esto.
Murió un hincha del equipo gallego en una pelea brutal previa al partido, además de otros heridos como policías y seguidores. A un tipo de 43 años le dieron un golpe duro en la cabeza y además lo aventaron a un río congelado.
Los clubes tienen que desterrar a los grupos violentos de futbol porque sino caemos en lo que dijo Diego Simeone que esto es un problema social. Es un problema en muchas partes del mundo, en México, Argentina o Brasil, como lo fue en Inglaterra y finalmente se logró erradicar.
¿Qué hay que hacer? Prevenirlo, responsabilizar, evitar las palizas brutales. Decir que nadie sabía no salva a nadie. Hay partidos de alto riesgo y partidos que no lo son, pero la obligación de los clubes es reforzar las medidas de seguridad, separación de las aficiones, control de acceso, circuitos cerrados de televisión, someter a un registro personal a seudoaficionados y crear una comisión antiviolencia.
Igual pasó en el Estadio Jalisco, la afición del Atlas creía que iban a clasificar a la Semifinal, era mayoría, la minoría era el Monterrey. Había 250 policías para vigilar a más de 40 mil espectadores, eso es imposible.
La gente del Atlas se peleó contra la Policía en las calles aledañas. No hubo vigilancia y rigidez.
Las redes sociales se han convertido en el alimento de gente anónima que produce agresiones, cita a reuniones para partirse la cara, insulta, y eso no tiene control. Si le añadimos la pasión que genera el futbol, todo eso fomenta un caos de violencia y rompe con la tolerancia porque esa violencia se ha trasladado de la calle a la tribuna.
Si Inglaterra erradicó a los peores y más brutales hooligans de la historia, ¿por qué no hacerlo en otros países?, se tiene que hacer con urgencia.
La violencia genera más violencia y más cuando los países atraviesan problemas sociales muy serios.
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