A la Jornada 17 llegaron cinco equipos ya clasificados: el América, el Toluca, los Tigres, el Atlas y el Monterrey.
Si en esta última jornada el América vence al Atlas o le empata, habrá asegurado el primer lugar; pero si pierde les abrirá esa posibilidad de quedarse con el liderato a los Tigres y al Toluca, que se enfrentan dos horas después.
Y en pos de los tres boletos restantes para la Liguilla, marchan esperanzados SIETE equipos: Jaguares, León, Pachuca, Santos, Querétaro, Pumas y Cruz Azul; aunque las esperanzas de dos o tres de ellos parezcan en realidad simples sueños guajiros.
¿Qué necesita cada uno de los aspirantes para clasificar?
Los Jaguares (25 puntos) con un triunfo o un empate ante el Querétaro aseguran, pero incluso perdiendo podrían meterse.
El León (22) o se metió con una victoria ante los Xolos, o con distinto resultado quedó supeditado a otros (estas líneas fueron escritas antes de dicho partido y son leídas después).
Al Pachuca (22) le bastaría con vencer al Veracruz para apuntarse. El Santos (22) y el Querétaro (21) necesitan ganar su partido y esperar otros resultados, y en el caso de los Pumas (21) primero esperarlos y después ganar.
¿Y el Cruz Azul , con sus 20 puntos, qué necesita para clasificar?: ganar... y otro milagro.
Todo eso de la mitad de la tabla hacia arriba, gracias a un sistema de competencia promotor de la mediocridad e inhibidor de la excelencia; a quien clasifica de panzazo se le abre la magnífica oportunidad de ser campeón, y con nada se premia al que mejor juegue o más produzca en la fase regular.
Y en el otro extremo, en lo que se refiere a la tablita del descenso, la lucha está tan cerrada que ni siquiera sabemos qué equipo se ubicará hoy en el último sitio, cuando quedarán 17 jornadas para que definan quién desciende entre los cuatro involucrados: el Veracruz, la UdeG, el Puebla o las Chivas.
Por lo pronto, y a falta de las emociones futboleras de todo el torneo, las "emociones numéricas" de la última jornada; pero incluso éstas afectadas por otros intereses que también vulneran la más elemental equidad deportiva y permiten que se jueguen a diferentes horas partidos que deberían jugarse al mismo tiempo.
Cosas de nuestro sui generis futbol y sus peculiares dirigentes.
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