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Trampa, picardía y engaño
Félix Fernández | 22-11-2014
en CANCHA
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De acuerdo a la Enciclopedia del Idioma de Martín Alonso, trampa es un "acto ilícito que se cubre con apariencias de legalidad". Picardía es "la astucia o disimulo por decir o hacer una cosa"... Y engaño es "la falta de verdad en lo que se dice o hace".

La línea entre la trampa, el engaño y la picardía es tan delgada que a veces resulta imperceptible y en ocasiones incluso se confunde, porque tal parece que de acuerdo a la conveniencia o a los intereses, acusamos a un pícaro dentro del futbol y justificamos a otro; aplaudimos un engaño en nuestro favor y condenamos otro que nos ha perjudicado... y, lo peor, somos capaces de localizar trampas justificadas y reprobables.

Durante el primer partido de la Selección Mexicana que participa en los Juegos Centroamericanos de Veracruz, Erick Torres anotó un claro gol con la mano ante Honduras. El atacante no sólo realizó una jugada ilícita y ventajosa, además negó su intención y ni siquiera aceptó el contacto de su mano con el balón. Y sí, tal como sucedió con Maradona en 1986 y con Thierry Henry en el Repechaje rumbo a Sudáfrica 2010, sus anotaciones fueron festejadas y hasta motivo de burla para los rivales. Aceptar la trampa, como lo hicieron el argentino y el francés en su momento, al menos abre un espacio para el perdón, siempre y cuando incluya el arrepentimiento.

Pero por lo visto en las redes sociales, aquellos que festejaron el gol del "Cubo" son, al menos en parte, quienes hasta la fecha claman el "no era penal" de Robben. Esa jugada, llena de picardía (más no de trampa) y con elementos suficientes (de acuerdo a los expertos) para señalarse como penal, resulta ser la "imperdonable injusticia" y el "descarado robo" que eliminó a México en el Mundial.

Durante la última jornada de las eliminatorias por la Copa Africana de Naciones, se enfrentaron Camerún, ya clasificado, y Costa de Marfil, que necesitaba al menos un punto. El empate mantenía a Camerún en primer lugar del grupo y evitaba que Costa de Marfil fuera superado por RD Congo. Tras 90 minutos de un 0-0 sin algo para recordar, los Elefantes decidieron tocar el balón en su campo, sin desplazarse, y los Leones quedarse en su mitad de cancha. Así transcurrieron los minutos hasta que finalizó el descarado engaño que benefició a ambos países. Sí, esa falta de verdad convirtió el partido en un engaño para la competencia y el espíritu deportivo de quienes, como valor entendido, deben salir a ganar y a brindar espectáculo.

De actos ilícitos (trampas), astucia (picardías) y falta de verdad (engaños) está lleno el futbol. Debemos lidiar con eso para bien o para mal, lo que resulta inaceptable es mostrar una doble moral de acuerdo a nuestra conveniencia y aplaudir el mal ejemplo que degrada nuestro bello deporte.

 
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12
 
 
 
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Estudió la Licenciatura en Pedagogía por la UNAM. Como futbolista participó desde 1986 y hasta el Torneo Verano 2002 con: Toros de Texcoco, Atlante, Atlético Celaya y Puebla. Integró la Selección Nacional desde Mayo de 1993 hasta 1996; mundialista en EU 1994. Se ha desarrollado como articulista del Periódico REFORMA desde 1996.
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