La Selección Mexicana juega hoy uno de esos partidos "amistosos" que debería jugar más seguido.

Al enfrentar al máximo representativo del futbol holandés en su Amsterdam Arena, los tricolores contarán con un sinodal de un nivel superior a los que suelen toparse principalmente en canchas estadounidenses.

Evidentemente, no cabe hablar de revancha en este partido, porque ni 20 enfrentamientos de éstos equivalen a uno en Copa del Mundo.

Pero si de equivalencias y de partidos de preparación se trata, el de hoy sí equivale a seis o siete de los que suelen jugarse en Estados Unidos, mucho más encaminados a llenar las arcas de la Federación Mexicana de Futbol que a buscar el necesario aprovechamiento para el Tri.

De este amistoso duelo sí podrá sacarse mucho provecho, para medir con mayor certeza el actual nivel de la Selección y para seguir trabajando en su desarrollo como equipo.

Y si para Miguel Herrera este enfrentamiento servirá mucho en ese sentido, también serviría que aclarara el panorama inmediato en cuanto a "las dos Selecciones" que pretende formar para encarar con una la Copa América del 2015, y con la otra, con la principal y "de lujo", la Copa Oro de unas semanas después.

¿Por qué no utilizar una base de jugadores (ocho o nueve) que puedan participar en ambos torneos?

¿Algún reglamento lo impide, más allá de las limitaciones impuestas por la FIFA, que sólo obliga a los respectivos clubes a prestar a sus jugadores para la Copa Oro, por ser ésta la concakafkiana zona futbolera en la que compite y participa la Selección Mexicana?

Que eso se sepa a ciencia cierta y se aclare antes de armar las anunciadas dos escuadras, con toda la desventaja que eso implicaría para los tricolores en la Copa América, torneo que ya decidieron pasar a un segundo término.

Por lo pronto, en este proceso de preparación que apenas inicia, el de hoy es un magnífico sinodal y mucho provecho podrá sacarse al enfrentarlo.

A ver cómo lo enfrentan y qué tanto lo aprovechan.

 
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