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La fiesta mexicana viva
Guillermo Leal | 06-11-2014
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DE TORICANTANOS...

 
En la religión católica un misacantano es aquel que ofrece su primera misa.

En el ambiente taurino, al nuevo matador de toros se le llama también toricantano, al oficiar su primera faena con un toro.

Y en una semana, la fiesta brava tendrá dos de ellos mexicanos.

Fermín Espinosa Díaz de León, el representante de la cuarta generación de la dinastía "Armillita" se hizo matador de toros el pasado sábado en su tierra Aguascalientes.

Mañana por la noche en Querétaro, un joven de ilustre apellido ganadero, Juan Pablo Llaguno, dará el salto al escalafón de matadores.

"Armillita IV" es un joven cuyo arte lo trae desde la cuna. Nieto del grandioso Fermín Espinosa Saucedo "Armillita", el más famoso de todos los de esa familia.

Hijo de Fermín Espinosa Saucedo, uno de los toreros de templada muleta y firme tauromaquia; sobrino de Manolo y Miguel, éste, uno de los artistas mexicanos más reconocidos, el de la mano izquierda de oro, el de los naturales de ensueño.

Ese joven de 19 años es hoy el nuevo matador mexicano con una gran responsabilidad por delante.

"Fermincito", como también le llaman, tiene que convencer que puede caminar por sí solo.

El hecho de que en México no toreara novilladas no se tomó a bien. Los novilleros, pero sobre todo sus representantes, lo vieron como un desaire, que lo es, si no se ve que la carrera del nuevo "Armillita" se edificó de manera diferente a lo común.

La buena noticia es que tiene con qué. La madurez, la serenidad y el arte que mostró el sábado en su alternativa son halagüeñas y reveladoras de que la dinastía "Armillita" tendrá continuidad.

Llaguno es otro joven con enorme potencial. En ocasiones sobreprotegido y muy cuidado, sólo que en el ruedo y frente al toro, solo está él.

Y seguro estoy que ya con el toro y ante matadores, Juan Pablo volverá a ser el joven que sorprenda por sus cualidades artísticas. Al tiempo.

 
 
DE MATADORES...

El que "El Payo" a quien le gusta poco aparecer en los medios y estar en contacto con el público, haya ido a Guadalajara a reafirmar su triunfo de días antes en Las México, le dio una solidez importantísima. Haber logrado en una semana triunfar en las dos principales plazas del País no es cosa de todos los días.

Por cierto que para el veterano Alfredo Ríos "El Conde" volver a salir en hombros del Nuevo Progreso fue vital, ahora que decidió reactivar su carrera.

La solución: cambiar su actitud, dejar de lado la soberbia que siempre le ha caracterizado y tantos problemas le ha traído.

Se acercó, en una comida campera, a la gente que lo traía a "pan y agua" en cuanto ponía un pie en la plaza, les mostró que no es lo altanero que a veces parece. Sobre lo otro no necesita, porque torero siempre ha sido.

Todo esto le da vitalidad a la fiesta en México, ahora que es erróneamente atacada más que nunca.

 
guillermo.leal@reforma.com
@memo_leal
 
 
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