El Querétaro llegó a la Sultana del Norte con su gran atracción Ronaldinho, aunque me atrae mucho más ver a jugar a Sanvezzo, un delantero en toda la extensión de la palabra.
Por el otro lado, los Tigres llegaron a este enfrentamiento con el dolor de haber sido eliminados de la Copa MX y también con muchas quejas, lesiones y su intermitente futbol.
El "Tuca" Ferretti ha encontrado en la calendarización del futbol mexicano la excusa ideal para explicar los altos y bajos de su equipo.
Ayer, lo único distinto del segundo tiempo del Clásico y la derrota en la Copa MX fue el resultado.
Pese a no haber jugado bien, vencer a Querétaro representó meterse a la Liguilla; si eso les agrada, saquen el confeti y las serpentinas porque sólo eso tendrán, si no mejoran.
En un rápido resumen, no vi bien a Lugo y, a raíz de eso, los Tigres carecieron de creatividad y no generaron casi nada. Fue necesario un error del portero queretano Édgar Hernández y otro del árbitro central Miguel Ángel Chacón, quien no marcó un clarísimo penal sobre Sanvezzo que lo obligaría expulsar a Dueñas por ser el último hombre, para lograr su objetivo en esta Jornada 15.
Pero las victorias ocultan, tranquilizan, ciegan y callan. Esto ha pasado con el Monterrey durante toda la temporada y seguro que en los próximos días, en el seno felino, no habrán quejas ni excusas, aunque no se ha visto mejoría en lo mostrado dentro de la cancha.
AHÍ VIENEN LAS CRÍTICAS Si no conociéramos el futbol mexicano sería imposible creer y mucho menos explicar cómo la gigantesca diferencia numérica que hay en la tabla de clasificación, las incomparables nóminas y la disparidad en cuestiones de calidad que existe entre el Monterrey y los coleros Monarcas pudieran desaparecer durante 90 minutos como por arte de magia.
He criticado la forma con que el Monterrey logró tal cantidad de puntos en el torneo e insistentemente coloqué en duda su sistema tan carente de variantes y tan dependiente de una individualidad.
No me alabo, de hecho es todo lo contrario, me causa cierta tristeza saber que yo tenía la razón.
Señores, esta misma cantaleta futbolística enseñada en Morelia y que hoy será criticada por pasar todo el mes de octubre sin probar el dulce sabor de una victoria, es exactamente la misma que yo venía colocando en duda, pese a los buenos resultados.
Al parecer yo no estaba loco, eran muchos de ustedes que terminaron cegados por la ilusión.
En el futbol, las inspiraciones individuales no son permanentes y por ende no son de fiarse; no se confundan: Dorlan Pabon no es Monterrey y el Monterrey nunca será Dorlan Pabon, o se ponen a jugar como equipo o al igual que a los Tigres, la Liguilla se convertirá en un breve y triste recuerdo.
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